UN AÑO DE CAMA
A lo largo de la historia, la cama se ha convertido en ese oscuro objeto del deseo. Y no es para menos, porque el hombre pasa un tercio de su vida en posición horizontal. En ella suele iniciar su andadura por la vida y en ella la concluye; en ella hace el amor y, sobre todo, en ella duerme. De cómo cada época ha vivido la cama su entorno deja constancia la exposición Cómo hacen su cama, que el Museo de Etnografia de Basilea presenta durante todo este año. El museo expone la evolución del dormitorio. Mientras que para los nobles del antiguo régimen este lugar significaba la ostentación -el rey dejaba reposar su noble cuerpo en presencia de toda la corte- para los súbditos era otro cantar, pues dormían dónde y cómo podían. Según un estudio francés, hasta 1950 más de 200 mozos de labranza dormían en los establos de Francia. La idea actual del domitorio sólo se remonta alrededor de 1800, aunque por estas fechas la habitación también servía de almacén. Habrá que esperar 50 años más para empezar a construir los muebles del dormitorio y consagrar este espacio, que ya debe responder a ciertos niveles de higiene, sólo al sueño. La estética de la arquitectura interior protagoniza el dormitorio de la primera mitad de este siglo. Según la directora de la exposición, Kaltharina Eder Matt, en esta época, los dormitorios de la clase media se amueblancon muebles simples, pero de diseño. Después de hacer un repaso por todos los tipos de colchones - hojas, paja, lana o madera-, Eder Matt ha llegado a la conclusión de que el confort actual es el mejor pues "es de extrema calidad, siempre que se pueda pagar". La evolución de lo relativo al sueño no se ha parado en con seguir un mejor colchón o un lugar más o menos amueblado. En esta exposición también se pone de manifiesto que la ropa de cama y el camisón han ocupado un lugar destacado en la historia. Aunque el desarrollo no se ha parado aquí. Uno de los mayores atentados al sueño se perpetró en el siglo XV, con la invención del despertador, mejorado y ampliamente utilizado a partir del XIX, y que cada mañana sigue siendo fuente de pesadillas.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.