"Con Gobierno del Partido Popular no habría habido GAL"
Donostiarra de 43 años, antiguo delegado del Gobierno central en Euskadi con el Ejecutivo de la UCD, presidente ahora del PP vasco y miembro de la Ejecutiva Nacional, Jaime Mayor Oreja sostiene que la nueva política de reinserción anunciada por el ministro Juan Alberto. Belloch en julio último estaba encaminada a conjurar, por la vía del indulto a José Amedo, el peligro de que éste implicara a sus jefes y al Ejecutivo en la trama de los GAL.Pregunta. ¿Un Gobierno del PP habría indultado ya a Amedo y Domínguez?.
Respuesta. Con un Gobierno del PP, simplemente, no habría habido GAL.
P. ¿Un Gobierno del PP debería indultar a los implicados en el GAL una vez delimitadas las responsabilidades?
R. La obsesión del PP, mejor dicho, nuestra preocupación y nuestro objetivo es que se esclarezcan hasta sus últimas consecuencias todas las responsabilidades penales, civiles y políticas. En función de eso y de la respuesta de la sociedad española, el PP decidirá qué hacer.
P. ¿El indulto puede ser, pues, la fórmula?
R. Todavía no sabemos hasta dónde van a llegar las responsabilidades. Lo único que podemos decir ahora es que vamos a exigir todas las responsabilidades, estemos en la oposición o en el Gobierno.
P.. Y, sin embargo, no puede decirse que en el pasado el PP se haya caracterizado precisamente por una actitud de denuncia de las actividades de los GAL.
R. Me remito a la hemeroteca. No hay una sola declaración de comprensión, jamás ha habido una palabra de exculpación por nuestra parte. Es cierto, por otra parte, que quien ha desencadenado todo esto no lo ha hecho a través de la oposición política. Entre nuestras funciones no está la de dotarse de equipos de investigación.
P. Pero, en su tiempo, hubo concejales del PP y otros cargos públicos que, al menos reservadamente, ofrecían no sólo comprensión, sino incluso aplauso a esas actuaciones.
R. En esta cuestión uno tiene siempre que alejarse de corrientes de opinión que pueden ser muy variables. Hay que actuar en base a principios y convicciones, y aunque haya 3, 4 o 25 ciudadanos que piensen que los GAL tenían alguna justificación, un dirigente político jamás puede distanciarse de los principios.
P. ¿Los GAL son el elemento catártico idóneo para depurar las estructuras del Estado y desalojar al Gobierno socialista? De otra manera, ¿el PP no hubiera preferido acceder al Gobierno a través de otro factor desencadenante?
R. No se pueden escoger los desencadenantes. Hay que recordar que hay tres procesos abiertos. Están los GAL, están los fondos reservados y está también el tema de Filesa. Es el conjunto lo que hace que la situación sea insostenible políticamente hablando.
P. Pero la ola propicia para que Aznar alcance La Moncloa es la que provoca el caso GAL.
R. Lo que hay que analizar no son las ventajas o inconvenientes que esta situación ofrece al PP, sino el hecho de que los hábitos democráticos hayan sido y estén siendo vulnerados en España. Vivimos una situación kafkiana, pasada de rosca. La credibilidad de los políticos se está quebrando y el Gobierno no ha tenido una respuesta ni unos procedimientos democráticos. Cuando Felipe González utiliza en su favor el ejemplo de Gran Bretaña habría que recordarle que en ningún país europeo u occidental se están produciendo cosas parecidas a las que se producen aquí.
P. Alguien ha recordado estos días en Euskadi que los predecesores de los GAL actuaron también criminalmente con Gobiernos no socialistas.
R. No tengo ningún interés en defenderme de esa acusación. Estoy tranquilo. Pueden decir que soy del Batallón Vasco Español como pueden decir que soy del Kú-Klus-Klan. Para quienes tuvimos alguna, responsabilidad en la Delegación del Gobierno en Euskadi con la UCD, ése es un tema tan alejado que, de verdad, nos resulta un absurdo sumergimos en respuestas. Algunos tratan de desviar la atención del debate que se está produciendo porque les irrita que el PP tenga las manos libres y limpias en estas cuestiones. Les gustaría poder decir que todos los que no somos nacionalistas hemos tenido algo que ver con actuaciones de esta naturaleza. No es más que una salida de pata de Xabier Arzalluz, y es que el nacionalismo tiene una tendencia a pensar que el fin justifica los medios. Recurren a la maledicencia porque no han sido capaces. de tener una única posición en el tema de los GAL, quieren tener todas las posiciones posibles.
P. ¿El PNV no tiene una única posición en el caso GAL?
R. No, no tiene, ni ha tenido. Mientras Ardanza pide la comparencia de González, su partido dice lo contrario. Anasagasti pide la dimisión de Barrinuevo como diputado y hacen consejero de Justicia a Ramón Jáuregui, que era delegado del Gobierno en aquel, tiempo. Por un lado, son implacables; por otro, se revisten de la responsabilidad de un pretendido sentido de Estado.
P. Sus críticas a la presencia de Ramón Jáuregui en el nuevo Gobierno vasco ¿no suponen un incremento de esa beligerancia de baja intensidad, al menos formal, que se le atribuye al PP en esta cuestión?
R. Las críticas no van contra Jáuregui, sino contra quien le ha nombrado consejero del Gobierno vasco, que supongo que ha sido el lehendakari Ardanza. Y no son las declaraciones de Amedo las que me llevan a hacer esta crítica, sino el encarcelamiento del señor Sancristóbal, que, como gobernador civil de Vizcaya, era su inferior jerárquico. Me parece temerario que se le nombre consejero de Justicia estando abierto ese proceso, porque eso supone que la estabilidad del Gobierno se deja a expensas de una sentencia judicial.
P. ¿El PP no ha roto los diques que preservaban implícitamente en la lucha política cuestiones consideradas de Estado, como el problema de ETA, la armonía autonómica y, quizás, también, la de los GAL? Ustedes se desmarcan de la reinserción, participan en las polémicas de agravios, entre las autonomías y ahora piden responsabilidades por los GAL.
R. ¿Cuál es la crítica que se hace al PP? ¿Que es demasiado prudente en el asunto de los GAL o que utiliza un caso como éste para desbancar al partido socialista? Si algo está poniendo de manifiesto el asunto de los GAL es que todo aquel proceso de reinserción de delitos de sangre que anunció Belloch el 17 de julio estaba encaminado a tratar de resolver el problema que tenían con Amedo y Domínguez. De lo que se trataba, no era de avanzar en la normalización del País Vasco, sino de sacarse las castañas del, fuego a través de una nueva política de reinserción. Si hubiera habido connivencia por parte del PP, nosotros nos habríamos callado.
P. ¿Al presionar para que se cerrara la espita de la reinserción, no han hecho, por otra parte, un favor a ETA?.
R. La reinserción no es un tema central de la pacificación del País Vasco, porque hoy día no es valorada ni apreciada por el entorno que rodea a ETA.
P. Hay quien propone que las decisiones se tomen por mayoría para así poder avanzar.
R. No se puede ni se debe avanzar sin consenso, aunque los pasos sean más pequeños. El tratar de satisfacer a EA como nuevo aliado dejando en el camino a otros es hacer un enorme daño al pacto. Por eso veo un peligro de degeneración del pacto. Si al final el PNV tiene muy claras las cosas o la fuerza para hacerlas, que lo haga como lo ha hecho siempre que, ha querido, pero que, no se busque subtedugios. Nosotros no nos vamos a ir formalmente de la Mesa de Ajuria-Enea, pero, evidentemente, nos opondremos a eso.
P. ¿Por qué el PNV ha optado por incorporar al PSE-EE al nuevo Gobierno vasco y desoído los planteamientos del PP?
R. El PNV está representando bien, a su manera, a los vascos que no quieren cambiar, que no quieren que las cosas cambien, ni aquí ni en Madrid. A ellos les resulta más cómodo hacer un Gobierno, en la práctica monocolor, con los socios que más han sufrido un retroceso electoral. Es una manera de asegurar su preeminencia y una manera de no cambiar. Pero cuando uno se alía con la debilidad y la crisis, uno. introduce en su propio Gobierno una bomba de relojería.
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