Cuando el árbítro no deja jugar
Ataque. El Real Madrid jugó con Zamorano y, Raúl como delanteros. Todo el potencial atacante lo formaban Martín Vázquez, Luis Enrique y, Amavisca. Ellos creaban y trabajaban las jugadas. Los dos atacantes intentaban finalizarlas. El Deportivo colocó como único delantero a Bebeto. Manjarín, detrás, haciendo todo el trabajo de desgaste para que el brasileño estuviera en el campo sin participar en el juego.
Defensa. El Deportivo dispuso dos marcajes al hombre. El de Voro sobre Zamorano y el de Ribera sobre Raúl. Muy bien cubiertos por Djukic, atento siempre a los cortes y jugando siempre el balón. La defensa se completaba con Nando y López Rekarte por las bandas. El Madrid siempre en zona, sin tener una atención especial sobre nadie. Muy juntos y sólo permitiendo al Coruña causar peligro en los cinco minutos últimos del primer tiempo, donde el Madrid perdía muy rápido el balón y no controlaron al equipo gallego.
Faltas. Un árbitro dispuesto a no tener complicaciones. Un director que pitaba por pitar. No dejó jugar a ninguno de los dos equipos. Perjudicó el desarrollo de un encuentro que prometía goles. Ningún conjunto consiguió coger ritmo, ya que el árbitro se encargaba de parar la jugada sólo porque alguien había resoplado cerca de su oponente. El árbitro pensó más en las consecuencias individuales que en ser el encargado de repartir justicia. En el fútbol existe la ley de la ventaja, se permite el contacto, hay que ayudar a quien ataca y no hay que cortar tanto el juego.
La oportunidad. Iniciado el segundo tiempo, Manjarín dispuso de una oportunidad ante Buyo Solo. Sin contrario que le dificultara la acción. Con un portero totalmente desplazado. Sólo tiró a puerta. Buyo, por su parte, intentó ocupar el mayor espacio posible. Unicamente se estiró. Manjarín golpeó a Buyo. No fue éste quien paró el balón. Son ocasiones que se repiten en los entrenamientos y que nunca se fallan. En el partido no se piensa, se tira y basta. Aunque es diferente, en un encuentro oficial hay que intentar repetir lo que se hace en los ensayos. En estas ocasiones, sobre todo, hay que pensar. Manjarín no lo hizo.
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