lGonzalez descarta presentar la cuestión de confianza
Felipe González rechazó con el respaldo mayoritario de sus dirigentes más próximos la posibilidad de presentar la cuestión de confianza. González analizó la crisis y sus salidas en una reunión reducida que mantuvo el martes, antes y después de la celebración de la comisión ejecutiva federal, con un núcleo reducido y de su máxima confianza de la ejecutiva socialista.Entre ellos, figuraban el ministro de Exteriores, Javier Solana; el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra; el ministro de Industria, Juan Manuel Eguiagaray; el presidente del grupo parlamentario, Joaquín Almunia; el secretario de Relaciones Internacionales, Raimon Obiols, el de Organización, Cipriá Ciscar, y el secretario general del PSE-EE, Ramón Jáuregui. Al día siguiente, González recibió a Alfonso Guerra.
La cuestión de confianza fue uno de los temas que se pusieron sobre la mesa. González, respaldado por la mayoría de los dirigentes socialistas, defendió la tesis de que "la presentación de la cuestión de confianza no arreglaría nada cuando el respaldo del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, está asegurado". Según fuentes próximas a los reunidos, González dijo que generaría grandes expectativas y posteriormente, una vez materializada, todo seguiría igual. La hipótesis de la cuestión de confianza también se la planteó, con mayor fuerza, un sector de la dirección socialista en la crisis posterior a las elecciones europeas de junio, pero ya entonces la descartó el presidente con argumentos similares.
Anticipación. descartada
El presidente defendió la tesis de que la convocatoria anticipada de elecciones "no despejaría las incertidumbres existentes". Los dirigentes reunidos coincidieron con González en que: los procesos judiciales continuarán y con ellos la explosión de escándalos, en que el proceso electoral abierto paralizaría la acción de Gobierno en un momento crucial de recuperación económica y en que los resultados tampoco garantizarían una mayor estabilidad política que la actual. Sólo si la crisis hace ingobernable el país y con ello afecta a la recuperación económica se encenderían las luces rojas de la convocatoria anticipada, fue la conclusión de los dirigentes reunidos.
La reunión celebrada al día siguiente por González y Guerra, a los diez meses del último encuentro entre ambos dirigentes socialistas, tuvo como objetivo para el secretario general el contar con todas las corrientes para movilizar al PSOE, una vez decidida la continuidad del Gobierno. Guerra ya había respaldado a González la víspera, en la reunión de la ejecutiva.
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