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Vecinos 'divorciados' y propietarios en tensión

L. O.Gerardo del Águila, propietario del inmueble de la plaza del Dos de Mayo, número 3, es uno de los caseros que se acoge al plan de rehabilitación. El Ayuntamiento le arregla la fachada gratis y él se compromete a realizar las obras que le exige el consistorio: reforma de la pocería, arreglo del patio, del tejado y la medianería y canalización de las infraestructuras. Unos 10 millones de pesetas, calcula. Su edificio (un hermano y una tía suya también son propietarios) tiene 112 años, y él pertenece a la tercera generación que posee el in mueble. "Es una tensión horrible, yo me gasto, las rentas en obras, ya he hecho muchas reformas", dice.

De las 15 viviendas que tiene, cuatro pertenecen a su familia, dos pagan rentas irrisorias y sólo tres abonan alquileres a precios actuales. El plan de rehabilitación no le parece mal, pero le obliga a acometer de repente reformas que podría haber dilatado un poco más. Pero cree que todo el follón vale la pena. "Es bueno para el barrio", concluye.A pocas decenas de metros, Begoña Villanueva regenta su peluquería. Es la vocal de obras de una peculiar comunidad de propietarios. En el número 3 de la calle de Valverde, los vecinos se reúnen separados. Los 20 de la parte exterior, por un lado; los 12 del patio (donde antiguamente existía una fábrica de chocolates), por otro. No había manera de poner de acuerdo a los dos sectores para hacer obras, entre otras razones porque el edificio exterior es más antiguo (150 años) que el interior (76) y tiene más problemas. Así que decidieron divorciarse.

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Jubilados sin dinero

Empezaron las obras en 1992 con una subvención municipal. "Pero el Ayuntamiento se quedó sin dinero y tuvimos que recurrir a la Comunidad de Madrid", explica. Pero los problemas no habían hecho más que empezar. La mayoría de los vecinos son jubilados con bajos ingresos y, aunque la Comunidad les aprobaba la financiación de parte de los intereses que deberían abonar al banco por el adelanto del dinero para arreglar la casa, las entidades financieras les niegan el préstamo. "Y una vez que has solicitado a la Comunidad la modalidad de crédito ya no puedes pedir subvención, aunque el banco te hay a negado el préstamo", se queja Villanueva. Y luego está la burocracia. "En el Ayuntamiento son más majos, en la Comunidad hay que llevar todo por triplicado", dice.

Ya han pagado 32 millones de obras, deben otros 36 y quedan trabajos por unos 25 millones. "El plan de rehabilitación está fenomenal, pero el problema es que a algunos deberían darles un 100% de subvención y a otros nada", dice. Confía en que a su parte del edificio le concedan la subvención. "Pero te dan la mitad del dinero al empezar las obras y el resto cuando terminan si les gusta como ha quedado", concluye.

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