Buitrago, año cero
180 actores reviven en el recinto amurallado las costumbres del viejo Belén
Por sexto año consecutivo, los vecinos de Buitrago del Lozoya (1.285 habitantes) convirtieron el recinto amurallado en una pequeña aldea de Israel, tal y como era hace dos mil años. El gran belén viviente -16.000 espectadores, 180 actores, 50 técnicos y vigilantes- se ha representado este temporada cuatro veces, dada la afluencia de público. La última vez, el pasado sábado, y con riesgo de congelación."¡No se entretengan, por favor; algunos están, al límite!", apremiaban los voluntarios de seguridad a los visitantes en las últimas escenas. El viento y el frío habían dejado inertes los miembros de algunos actores que, como estatuas, permanecían al cabo de una hora con miradas al limbo y aún desafiantes.
"Aguantamos el frío y lo que haga falta por amor al pueblo y nada más que por el pueblo", decía Juan Carlos Martín, uno de los ayudantes de Antonio Fernández, el herrero. "Un chocolate y unos lingotazos de whisky", añadía uno de los profetas, Ernesto del Val Serrano, "son suficientes si te concentras". Pero los herreros como Herodes y otros mozos recurrieron a enfundarse en periódicos por debajo de sus túnicas, como lo hicieron antes las madres a los niños y las chicas del mercado, que sólo comieron un caldito en el descanso.
Ayer, los vecinos abordaron ya otra especial tarea, la de retirar, limpiar y almacenar los, instrumentos y aperos de nada menos que 24 escenas bíblicas.
El edicto imperial por el queAugusto ordenó el empadronamiento masivo, las profecías que auguraban un Mesías, la anunciación a María o el portal de Belén son escenas casi tan habituales en un gran belén como la presencia de los Reyes Magos. Sin embargo, el belén de Buitrago ha sido más completo aún; las escenas enmarcadas en han vuelto a representar la sociedad y el modo de vida de aquel pueblo de Israel hace 1995 años: el molino de aceite y las alcuzas; el lagar y el horno de pan, las ánforas y recipientes del alfarero; la fragua, el yunque y los aperos de los leñadores, herreros, pescadores y castañeras, entre otros instrumentos, serán almacenados hasta la siguiente edición."El público ha vuelto a desbordar las previsiones", comentaba ayer satisfecho Eusebio García, presidente la Asociación del Belén Viviente. "Las cuentas no están cerradas, pero los donativos han sido generosos", confesó García.
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