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Los madrileños vadean la huelga

La niebla y la llovizna destiñeron lo que se presentaba como un viernes negro que, al final, se quedó en color grisáceo. "A priori se presentaba como un drama", explicó un portavoz del Consorcio de Transportes. "Huelga en los autobuses interurbanos, en los trenes de Cercanías y en el Metro durante las horas punta. Esto, cualquier día de noviembre o de junio habría sido caótico, pero no ha resultado así".Y la niebla interfirió el normal tráfico aéreo de Barajas: obligó a siete aviones a aterrizar en otros aeropuertos nacionales y provocó retrasos en varios vuelos.

Las vacaciones navideñas obraron el milagro y las horas de paros parciales en las horas punta matutina y vespertina del suburbano registraron una ocupación un 30% menor que cualquier día, según datos del Consorcio, mientras que las horas valle -en las que no había huelga- ganaron los viajeros que se iban de compras o a disfrutar del ocio. Los representantes de los trabajadores del Metro han convocado la huelga para mantener -el derecho, reconocido por una sentencia, de no ir a trabajar 11 días al año sin avisar previa mente. La empresa retribuye cinco de estos días.

Los ciudadanos que no tuvieron más remedio que acudir a sus puestos de trabajo decidieron modificar sus hábitos, dormir una hora menos o llegar más tarde a casa, para torear así los efectos de los paros de los trenes de cercanías, los autocares interurbanos o el Metro. La repercusión de la huelga de los maquinistas de Renfe se notó en las horas punta y obligó a viajar apretados y adaptarse a los servicios mínimos.

En la estación de Atocha, la gente explicaba que, al final, la huelga convocada por el Sindicato de Maquinitas (Semaf) perjudica a los usuarios. "Yo ya tenía que estar en casa y tengo que esperar una hora más para irme a Collado-Villaba", comentaba Matilde Ruiz, quien, además, abandonó su cama una hora antes de lo previsto, también para adaptarse a los servicios mínimos. El portavoz de Renfe insistía ayer en lo atípico que fue el día. "La huelga ha afectado mucho menos porque el cliente se ha reordenado los horarios y porque hay un 20% menos de viajeros que cualquier día". Los piquetes provocaron un retraso de media hora en la línea C-5, la de más tráfico en la región (200.000 viajes/día) de madrugada.

Según la empresa, el 50% de los maquinistas ha secundado la huelga; según el sindicato Semaf, el 95%. Este sindicato ha convocado los paros y la empresa entiende que el Semaf reclama un convenio específico para los maquinistas y una subida salarial del 21%.

PASA A LA PÁGINA3

Las vacaciones navideñas y los servicios nuevos palian las huelgas

VIENE DE LA PÁGINA 1 En la huelga de Renfe se registraron pocos incidentes, a excepción del ocurrido en la línea número 5 de Cercanías. Los servicios mínimos en la línea de cercanías C-5 (Fuenlabrada-Atocha-Móstoles) no se cumplieron entre las 6. 15 y las 6.45 horas de ayer, informa Luis Fernando Durán. La instalación de una cadena en las catenarias (líneas eléctricas) detuvo los trenes de la red durante 30 minutos. Renfe ignoraba ayer quiénes fueron las personas que boicotearon la red. "No sabemos quién ha sido, pero no han hecho demasiado daño", manifestó un portavoz de la compañía ferroviaria. La tercera huelga, aparte de las de metro y cercanías de Renfe, tuvo como protagonista al transporte de viajeros por carretera. Los sindicatos CC OO y UGT han convocado los paros en el sector (7.000 trabajadores de 700 empresas en Madrid) para forzar que el convenio colectivo de 1994 incluya una subida salarial del 4,4%.

Los sindicatos también piden que en 1995 y 1996 sus salarios suban el coste de la vida previsto y el convenio incluya una cláusula de revisión para el caso de que supere tal previsión de inflación.

La protesta de los trabajadores de los autobuses interurbanos no tuvo una gran repercusión en los ciudadanos, según volvió a comprobar este diario. La normalidad era la tónica en las paradas de autobuses de plaza de Castilla. Los servicios mínimos superaban la mitad de la oferta.

Sólo la rotura de una luna lateral de un autobús de la línea Madrid-Tres Cantos alteró la jornada. "Acabo de cambiar el coche porque me han roto el cristal cuando estaba a la altura del hospital de La Paz", explica el conductor, quien añade que aunque los autocares llevan el cartel de servicios mínimos "ha salido toda la flota y todos los empleados estamos trabajando".

Poco tráfico

El tráfico por las calles de Madrid no representó ningún problema para los conductores. "Está francamente bien", opinaban los taxistas. En la sala de pantallas del Ayuntamiento de Madrid, que permite controlar el estado del tráfico en los puntos neurálgicos de la ciudad, explicaban ayer que durante la tradicional hora punta de la mañana (de 7.15 a 9.30) el tráfico aumentó ligeramente, "sin llegar a complicar ni los accesos a la capital ni la zona metropolitana" (la almendra central), según el parte.

En la tarde de ayer, la intensidad del tráfico se mantenía inferior a la de cualquier otro día del año. "Es el día más tranquilo de todas las Navidades", opinaban ayer en el Ayuntamiento. Tanto la M-30, la Gran Vía, plaza de España, como el paseo de la Castellana, mostraban un aspecto mucho más fluido del habitual. La intensidad del tráfico en las zonas más comerciales (el barrio de Salamanca o la calle de la Princesa), a las siete de la tarde, era menor que la del pasado jueves a la misma hora.

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