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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Sindicatos

Esta carta pretende contrarrestar las críticas que el pasado 3 de diciembre hacía Pedro Schwartz al artículo de Alain Touraine ¿Puede renacer el sindicalismo? Dejando aparte el sistemático e irracional, casi popperiano, descrédito de las izquierdas y movimientos sociales en general que traslucen los posicionamientos del autor, me llama la atención el entusiasmo con el que se adhiere a dos ideas tan fácilmente manipulables como la "competitividad" y la "productividad". Y cómo en función de la competitividad dichosa elabora un elogio del sindicalismo corporativo, que asume pasivamente las injusticias que el sistema productivo apuntala y reproduce. Un sindicalismo que tendría -dice- que verse reducido al papel de "informador" entre trabajadores y dirección, de organizador de transformaciones de la producción y de las condiciones de trabajo. Que tendría que implicarse y hacer suyos los objetivos de las patronales, y, en el caso de la función pública, de las administraciones, como si éstas sólo quisieran el, "bien público", libres como deben estar de intereses espúreos.La productividad no es un bien en sí. Y menos todavía la competitividad. La productividad se construye socialmente, en función de unos intereses concretos que la mayor parte de las veces distan mucho del bien general de la sociedad (o de los "clientes", como los llama).

Y de esos mecanismos de legitimación de la injusticia y la desigualdad no se salvan tampoco todos los sindicatos: no se salvan los sindicatos corporativos y profesionales que se arrogan la categoría de "expertos", en contra de los intereses del tejido social. No se salvan tampoco los sindicatos "de clase" cuando ejercen una política que consolida las desigualdades en favor de la propia rentabilidad en el juego político. Pero convertir a las administraciones y patronales en asociaciones benéficas resulta un ejercicio de dudosísima ingenuidad.

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