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Entrevista:

"Lucharemos por la nueva ley del aborto con armas de mujer"

Arantza Mendizábal, de 44 años, catedrática de economía aplicada en el País Vasco, militaba en Euskadiko Ezkerra porque ese partido encarnaba para ella una cultura de pluralismo y flexibilidad. Nunca se había imaginado que llegaría a ser diputada de EE y menos aún del PSOE. Lo cual cumple su sospecha de que acaba haciendo lo que nunca había imaginado hacer.Pregunta. En política, ¿las mujeres tienden a imitar a los hombres?

Respuesta. ¡Sí!

P. Dice un ¡sí! con enojo.

R. Es que es verdad. Cuando accedes a un puesto que ha estado habitualmente en manos de hombres, las mujeres tenemos la tentación de adoptar actitudes masculinas. Existe una tendencia a imitar cierta modalidad de dureza masculina.

P. ¿Ha visto algún ejemplo reciente en el Congreso?

R. Pues sí.

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P. ¿En Pilar Rahola y Rosa Aguilar?

R. Pues sí. A veces las mujeres, por reafirmarnos en nuestra propia postura, tendemos a actitudes de más intransigencia. No lo digo refiriéndome a ninguna diputada. A veces también me pasa, pero procuro evitarlo.

P. ¿Usted es de las que manejan la alternancia de juego duro y toque suave?

R. Creo que sí. ¡Pero no es cuestión de manejar! Me sale. Creo que las relaciones personales van mucho mejor cuando son de igual a igual y con una sonrisa. O sea, no es que esté usando un arma.

P. ¿Cuáles son sus armas de mujer?

R. Es algo tan interno y tan asumido que no sabría especificar. A mi me sale hacer algo por un compañero, aunque te digan que en un cargo de responsabilidad eso no hay que hacerlo. Pero a mí no se me caen los anillos. Y eso creo que es una virtud femenina y un defecto masculino.

P. ¿Se ha acostumbrado usted alas batallas internas en el PSOE o le siguen desconcertando?

R. Me he acostumbrado. Y no es que me desconcierten, es que hay discusiones entre renovadores y guerristas, sin planteamientos políticos distintos, que no entiendo.

P. Y ¿se ha posicionado?

R. No. Y no pienso hacerlo. Yo me defino únicamente como socialista.

P. ¿Firmó la carta de apoyo a Guillermo Galeote?

R. Sí.

P. ¿Tapándose la nariz?

R. No. Firmé de las primeras.

P. ¿Lo hizo por dar ánimos a una persona que puede derrumbarse o por apuntalar un aspecto del pasado del PSOE?

R. Dí ánimo a la persona. El que una persona pueda estar pasando por una situación difícil y dura me hace sentirme solidaria. Y voy a seguir comportándome así donde quiera que yo esté.

P. La política exige tragar algunos sapos.

R. No sólo la política, también la empresa privada. Yo he vivido muchos años la angelical vida universitaria, he sido rectora, y he tragado muchos sapos. Pero, volvemos a lo de las armas de mujer: hay actitudes personales que tienen que estar muy por encima de eso. Chico, ¡es que hay que salvar a las personas!

P. ¿Las mujeres socialistas van a utilizar esas armas de mujer para conseguir que se amplie la despenalización del aborto?

R. Naturalmente que sí, lucharemos con armas de mujer. Por eso seremos todo lo flexibles que tengamos que ser, convencidas de que va a salir.

P. El PSOE sostiene que ahora no es el momento oportuno, pero usted sabe que algunos temas nunca han llegado a encontrar su momento oportuno, como la ley de huelga...

R. Es cierto. Pero no creo que sea éste el caso. Con independencia de que se pueda retrasar unos meses, el compromiso del Grupo Socialista, y de las mujeres socialistas en particular, es que el cuarto supuesto de despenalización del aborto va a quedar aprobado en esta legislatura. Todos estamos de acuerdo con el proyecto del Gobierno, al margen de matices que haya que introducir, y todas estamos convencidas de que saldrá adelante.

P. ¿El PSOE va a ponerse esa patata caliente en las manos en vísperas de unas elecciones municipales y autonómicas?

R. No es una patata caliente. Al contrario, es un buen bagaje que llevar a unas elecciones. De hecho, es un compromiso con un importante electorado progresista y de izquierdas.

P. Las senadoras socialistas utilizaron su voto para abstenerse de apoyar a toda una serie de cargos institucionales entre los que apenas había mujeres. ¿Desenfundarán de nuevo el arma del voto con el aborto?

R. No.

P. Y ¿se van a movilizar las mujeres del PSOE para ocupar mas puestos en las listas municipales.

R. En las agrupaciones de base que conozco veo un abandono de la timidez, que es lo que a veces hace que las mujeres retraigan. Antes las mujeres iban a meter cartas en los sobres. Ahora están entrando en los comités locales, que es donde se puede facilitar la incorporación de mujeres a las listas. Porque no es que los hombres no quieran meter mujeres...

P. Es que se les olvida.

R. ¡Exacto! ¡No se les ocurre! Con honrosas excepciones.

P. Cuando ustedes actúan como colectivo femenino, sus jefes políticos varones se cabrean, ¿no?

R. En el caso conflictivo que citó antes, a mí no me llamó ningún jefe. Pero... A un buen jefe siempre le desagrada que un colectivo actúe por su cuenta al margen de una colectividad que debe preservar cierta coherencia y unas reglas de juego.

P. ¿Cuándo el feminismo raya con la insensatez?

R. Cuando se hace intransigente, rígido y sectario. Cuando pasa la barrera de la naturalidad y de la normalidad.

P. ¿Se reprocha a sí misma decir que tal pleno del Congreso ha sido un coñazo?

R. Lo tengo perfectamente asumido: una cosa agradable es cojonuda, y una desgradable es un coñazo. Está socialmente asumido. No me importa que mis dos hijos, que tienen alrededor de 18 años, digan que recoger la mesa es un coñazo si saben, como saben, que son ellos los que lo tienen que hacer y no yo.

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