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GENTE

REFERENDUM CULINARIO

El no de los noruegos a la Unión Europea dejó muchos "damnificados", entre ellos al político Thorvald Stoltenberg, quien con una sólida carrera tras de sí esperaba culminarla en Bruselas. Había ocupado diversos cargos de importancia en el país y saltado luego a la arena internacional. Embajador de las Naciones Unidas durante un breve periodo en 1989, dejó ese cargo cuando fue nombrado Alto Comisionado para los Refugiados en enero de 1990. Cesó en este puesto para ocupar la cartera de Asuntos Exteriores, a fines de 1991, cuando Gro Harlem Bruntland formó por tercera vez un Gobierno de minoría ante el fracaso de la coalición "burguesa" liderada por Jan P. Syse. Siempre dispuesto a aceptar el desafío de tareas difíciles, Stoltenberg dejó el Ministerio de Asuntos Exteriores para asumir la "misión imposible" de mediador en el conflicto de la ex Yugoslavia. Un conflicto que segun los entendidos "no lo arregla ni Dios". No ha podido culminar con éxito su compromiso con la paz en esta ocasión pero se afirmó en su vocación internacionalista. Diplomático inquieto se volcó de lleno en los últimos tiempos, a trabajar por el ingreso de Noruega en la Unión Europea, y era "el hombre" de su país en Bruselas si las cosas hubieran salido a la medida de sus deseos. Unos deseos en los que se mezclaban, hay que decirlo, poderosas razones de Estado con otras no tan poderosas pero igualmente válidas desde el punto de vista humano y culinario. El mismo Stoltenberg con esa mezcla de ingenuidad y, honestidad muy típica en estos países, declaró a la agencia , "estaba muy ilusionado con la idea de convertirme en comisario de Pesca, vivir en Bruselas y viajar a España con frecuencia, En Noruega se prepara muy bien el pescado cocido y ahumado pero en España, país que me gusta mucho, hay más variedad de platos y, tienen unos mariscos exquisitos". Es por eso que la noche del 28 de noviembre fue para Stoltenberg una verdadera "noche triste", Días pasados declaraba, "estaba tan convencido de que ganaría el sí que cuando las cifras; mostraron lo contrario me enfadé tanto que ni pude hablar con los periodistas". Pero al parecer la frustración de Stoltenberg tendrá algún consuelo ya que tiene localizado un restaurante español en Ginebra. donde según la versión de los entendidos hacen una paella de marisco que vale la pena el viaje hasta allí.- RICARDO MORENO,

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