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Los árbitros golean a Gil

El presidente del Atlético acumula 11 millones en multas

Las sucesivas declaraciones de Gil a los árbitros se han convertido en un Everest de expedientes y sanciones. El saldo que arrastra es elocuente: más de 11 millones en multas y seis meses de in habilitación, castigo anulado cuando Gil ya le había cumplido.

"Permitir arbitrar a este colegiado (por Andújar Oliver) es como dar un revólver a un niño de cinco años", dijo Gil tras ese partido, después de que el árbitro no expulsara al ex portero del Barcelona, Andoni Zubizarreta tras cometer un penalti -que no señaló- sobre Pirri. "Va [por Andújar] de siete machos", añadió Gil, "de matahombres (...) y luego es un bulto sospechoso que corre por ahí como una pulga.... No puede salir un señor allí corriendo como una hormiguita que no se le veía muchas veces....

El currículo disciplinario de Gil, que llegó a llamar "tontitos" y "sinvergüenzas" a los integrantes de la Liga Profesional de clubes, es abundante y variado. No conoce fronteras y tampoco se escapó de la UEFA. Este organismo le inhabilitó de 1990 a 1992 por acusar de homosexual al árbitro francés Vautrot después de un partido europeo con el Fiorentina. Luego, en 1993, le suspendió por seis encuentros tras el choque con el Parma, que deparó seis a Juanito, cinco a Schuster, cuatro a Tomás, tres a Toni y dos a Vizcaíno por zarandear al alemán Schmidhuber. Gil apeló y ganó "por falta de pruebas suficientes". Sus jugadores cargaron con sus penas.

"Si éste [por el árbitro Ansuategui Roca] es internacional, yo soy obispo de Cuenca. A Villar [el presidente de la federación] le diría que esto es una mierda, un atraco, un robo", se desahogó Gil la noche del 27 de noviembre de 1993. El Atlético cayó ante el Deportivo: 0-1.

El primer expediente abierto a Gil por la federación, en noviembre de 1989, fue por sus críticas a Ramos Marcos, árbitro de un Atlético-Madrid de Copa. "Me llamó [Gil] ladrón y sinvergüenza", escribió en el acta de otro Atlético-Madrid, éste de Liga, en abril de 1990 el colegiado Mazorra Freire, ya retirado. Gil fue sancionado en agosto con la máxima multa de entonces: un millón de pesetas.

En octubre de ese mismo año se le expedientó a instancias del CSD. Tras un Atlético-Madrid de baloncesto, Gil pasó ante la puerta, abierta, del vestuario blanco e increpó a directivos y jugadores: "Si no es atracando, no sabéis ganar, hijos de puta. Me voy a liar a hostias con vosotros". Después espetó a los árbitros: "Sois una vergüenza". Horas más tarde: aprovechó los videomarcadores del estadio Calderón para lanzar un mensaje a sus aficionados que, se entendió, "podría generar violencia". El Comité Superior de Disciplina Deportiva, en febrero de 1991, le multó con tres millones.

El cuarto expediente a Gil. fue en abril de 1991 por sus declaraciones contra el estamento arbitral y a petición del entonces sindicato de los colegiados (ADAF), muchos de los cuales se plantearon no dirigir los partidos del Atlético. La multa fue de cuatro millones, las más elevado de la historia disciplinaria del fútbol español.

En septiembre de 1991, Gil fue multado con otros tres millones por ofender y menospreciar al árbitro Brito Arceo tras un Atlético-Newell's Old Boys en un torneo veraniego. Gil dijo de Brito que necesitaba "un análisis psiquiátrico".

La apertura del sexto expediente, en diciembre de 1991, llevó consigo la inhabilitación de Gil como medida cautelar. Gil había repartido a los espectadores de un Atlético-Sevilla un escrito que, según el juez único federativo, vertía "conceptos y expresiones" generadores de "una conciencia colectiva de violencia". En enero de 1992, Gil fue inhabilitado seis meses, su recurso prosperó, cuando ya había cumplido el castigo.

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