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La UE y los Doce buscan mecanismos de cooperación ante el GATT

Xavier Vidal-Folch

La Unión Europea (UE) y sus doce Estados miembros ratificarán el Tratado que culmina la Ronda Uruguay del GATT sin mayores problemas antes de fin de año. La cuestión, ahora, es qué actitud debe tomarse ante los próximos desarrollos de las negociaciones comerciales multilaterales, en Ginebra. Proteccionistas y librecambistas vuelven a enfrentarse.Hace dos semanas que el Tribunal de Luxemburgo tuvo que pronunciarse sobre quién era competente para concluir acuerdos internacionales sobre comercio en materias objeto del GATT, si la CE o los Estados miembros. Optó por una solución jurídicamente coherente, pero compleja de aplicar: en mercancías, la Comisión tiene competencia exclusiva. En servicios y propiedad intelectual, salvo excepciones, las competencias están compartidas.

El Parlamento Europeo debe ahora dar su visto bueno a la firma de Marraquech: puede negarse, pero no lo hará, porque todos están de acuerdo en la bondad de lo pactado. Después, el Consejo firmará los acuerdos que caen dentro de la competencia comunitaria exclusiva (mercancías), lo que se prevé para la segunda mitad de diciembre. Luego los Doce ratificarán el tratado.

Adaptar la legislación

El problema viene después. Una vez el tratado que concluye la Ronda Uruguay entre en vigor, las partes deben adaptar sus legislaciones al acuerdo. Los cambios necesarios son de dos tipos. El más sencillo, eliminará las incompatibilidades de las reglas internas existentes con la nueva normativa del GATT. Por ejemplo, las normas comunitarias antidumping deben sufrir modificaciones técnicas para hacerse más precisas. Donde ha resurgido el conflicto es en el segundo tipo de modificaciones, las que no son "necesarias", pero algunos consideran "convenientes". La Comisión y algunos Estados miembros, los más proteccionistas -entre ellos, España y Francia- reclaman el endurecimiento de ciertas normas de defensa comercial. Tratan de establecer mecanismos similares a la sección 301 de la Trade Act norteamericana, en la que se ha basado Washington para emprender represalias unilaterales. Otros países, de tradición librecambista, se oponen.

No es éste el único problema derivado de la Ronda Uruguay. Hasta que no se establezca el mecanismo de cooperación entre la CE y sus Estados miembros, la "voz única" europea será un deseo. Los europeos deberían disponer de un código de conducta para cuando próximamente se ponga en marcha la nueva OMC, que sustituirá al GATT a partir de enero, y que generará, como su antecesor, arbitrajes diarios entre dos o más países enfrentados por la interpretación de algún artículo.

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