Como antes, pero con luz y taquígrafos
Los testimonios recogidos por el comité extraordinario de la Asamblea Nacional permiten hacer un diagnóstico sobre la corrupción en Francia: se ha extendido a casi todos los ámbitos de la vida pública y aunque, en volumen, puede no ser superior a la de épocas anteriores, su existencia es mejor conocida graclas a la mayor libertad de prensa." Globalmente, no puede afirmarse que la corrupción crezca o disminuya", testimonió Bernard Challe, jefe del Servicio Central de Prevención de la Corrupción, "y es sin duda la mayor presencia en los medios de comunicación la que da la impresión de un incremento, aun cuando es justo subrayar que sectores tradicionalmente a salvo de la corrupción se han visto afectados en los últimos años". Como ejemplos, Challe citó "los mercados [de contrataciones públi cas] traspasados a las instituciones regionales departamentales y locales, y el mercado de viviendas sociales, que generan sobrefacturaciones y comisiones muy elevadas".
Robert Bouchery, ex presidente de la Comisión de Prevención de la Corrupción, opinó que la descentralización administrativa emprendida en los años 80 fue un factor favorecedor de la corrupción: "Las decisiones han pasado de las manos de funcionarios que, aunque no todos irreprochables, eran sólo excepcionalmente corruptibles, a las manos de políticos locales que admiten ciertas prácticas cuando no se trata de enriquecerse personalmente, sino de financiar al partido". Bouchery agregó que los prefectos (representantes del Estado) no siempre se atrevían a denunciar a los políticos locales, "sobre todo si estos últimos eran tan poderosos localmente como naciónalmente". Ejemplos: dos de los ministros procesados recientemente eran también cargos locales: Gérard Longuet era presidente regional de Lorena, y Alain Carignon era alcalde de Grenoble.
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