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EE UU almacenará uranio de Kazajstán para que no caiga en manos terroristas

Antonio Caño

El Gobierno norteamericano anunció ayer la transferencia desde la República de Kazajstán hasta Estados Unidos de más de media tonelada de uranio altamente enriquecido que se encontraba almacenado en bases muy vulnerables y podía haber acabado en manos del terrorismo nuclear. Se trata de la primera operación de este tipo hecha en los restos del arsenal de la antigua Unión Soviética, y un precedente que podría ser aplicado en el futuro en Ucrania y otros países que pretenden quedar desnuclearizados.

Al anunciar la culminación de lo que, en código militar ha sido bautizado como Proyecto Sapphire, el secretario norteamericano de Defensa, William Perry, declaró ayer: "Hemos puesto este material nuclear para la construcción de bombas definitivamente fuera del alcance del mercado negro, de los terroristas y de los nuevos regímenes nucleares. Ahora está seguro".Las autoridades estadounidenses no informaron de cuánto han pagado por la transferencia de los 600 kilos de uranio, capaces de cargar más de 20 armas atómicas. Tan sólo dijeron que el coste del transporte, realizado en avión y camiones por unidades especializadas del Ejército norteamericano, ascendió a unos 40.000 millones de pesetas.

El peligroso cargamento fue sacado de Kazajstán en aviones C-5 y llegó en la madrugada de ayer por carretera a un centro nuclear del Gobierno en Oak Ridge (Tennesee). Allí será rem procesado para su utilización con fines pacíficos y transferido a instalaciones nucleares comerciales en el plazo de seis a nueve meses, según el Pentágono.

Una declaración oficial de la Casa Blanca calificó el Proyecto Sapphire como "un paso histórico para hacer frente a los desafíos de proliferación nuclear en la era de la postguerra fría". La presidencia norteamericana informó que la transferencia fue solicitada por Kazajstán a principios de año. "Kazajstán estaba preocupado por la seguridad de los materiales (almacenados en la base de Ust-Kamenogorsk) y pidió ayuda a EE UU para trasladarlos a lugar seguro", afirmó la Casa Blanca.

El vicepresidente, Al Gore, se encargó personalmente de coordinar las acciones para el traslado, que se organizó bajo estricto secreto por miedo a la intervención de grupos terroristas o de Gobiernos interesados en hacerse con el material nuclear. EE UU sospecha que Irán e Irak podrían tener esas intenciones. La llegada del cargamento por Carretera se hizo sin previo anunció y de noche, en medio de un dispositivo de alta seguridad.

Desde la desaparición de la URSS, el Gobierno norteamericano ofreció su colaboración a las repúblicas que conservaron arsenales nucleares -además de Rusia, Ucrania, Kazajstán y Bielorrusia- para la destrucción o traslado de sus materiales atómicos. Estados Unidos considera que la vulnerabilidad de esos arsenales es una de las principales amenazas contra la seguridad mundial.

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La preocupación es mayor en el caso de Rusia, donde, según expertos norteamericanos, las instalaciones actuales no son las adecuadas para garantizar la protección del material nuclear que almacenan. EE UU, que gasta más de 130.000 millones de pesetas al año para mantener sus propias instalaciones, cree que sería necesario mucho más para dejar en verdaderas condiciones de seguridad el arsenal de Rusia, pero la economía de ese país no dispone por el momento de recursos suficientes para hacer frente a esa inversión.

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