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CONMOCIÓN EN EL SECTOR DEL TAXI

Pocas mamparas

Los taxistas madrileños han intentado, desde los tiempos de la transición, conseguir medidas de seguridad en su trabajo. Y siempre, los bloqueos del tráfico y los paros tras un asesinato daban paso a la desunión en el sector y al olvido del problema.De los 15.500 taxis que hay en Madrid, sólo 500 han instalado la mampara de separación. La razón que esgrimen los taxistas es que no son cómodas y sobre todo que el coche lo usan también para viajar con la familia. Lo ideal, dicen, sería que la mampara fuera abatible. Su precio es de alrededor de 150.000 pesetas. Una licencia de taxi puede costar más de 10 millones, y un coche, cerca de dos millones.

En diciembre de 1977 se montó un sistema de controles policiales nocturnos que según el gobernador civil de entonces, Juan José Rosón (UCD), tenían la misión casi específica "de prevención de robos a taxis". Ese mismo mes se presentaba una alarma antiatraco consis tente en un interruptor oculto cerca de los pedales. Al accionarlo, el piloto verde de libre tendría un rojo intermitente.

El 11 de agosto de 1979, Madrid se quedó sin taxis tras el asesinato de Martín Crespo Elvira, de 44 años. Dos meses después, se discutía la posibilidad de instalar un radioteléfono en los taxis conectado con el 091. En diciembre de 1981, a raíz del apuñalamiento de otro taxista, se acordó prestar atención policial especial en los puntos conflictivos.El 10 de octubre de 1982, Pedro Peón, de 41 años, es brutalmente asesinado. En ese momento, los taxistas amenazan con suspender el servicio nocturno.

En junio de 1983, Juan José Bartolomé Romero, de 37 años, muere a puñaladas. Unos 10.000 taxis bloquearon el tráfico.

En marzo de 1985, Fidel Hernández, de 45 años, resultó gravemente herido en la calle de Orense. Ese mismo mes los taxistas fueron autorizados a colocar mamparas. Eduardo Sánchez Alonso, de 59 años, mur¡ó de un disparo en noviembre de 1987. En junio de 1990, unos 400 taxistas consiguieron bloquear el tráfico por la muerte de Félix García Marijuán. El establecimiento de controles policiales y la conexión del 091 con los teléfonos de radiotaxi fueron algunas de las medidas acordadas.

En abril de 19921 Ángel Bueno Manso, de 60 años, fallecía apuñalado. Un nuevo paro y un nuevo bloqueo del tráfico fueron la señal de duelo de los taxistas. Una semana más tarde, Manuel Vargas, de 39 años, fue apuñalado por un usuario al que no le gustó la ruta elegida. El delegado del Gobierno, Segismundo Crespo, se comprometió a instalar controles nocturnos.

En julio de ese mismo año, un atracador daba 15 puñaladas a Fernando González Merino, de 51 años, para robarle el vehículo. El pasado octubre, Tomás Martín Montoya, taxista de Arganda (28.000 habitantes), fue asesinado con 53 puñaladas.

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