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LOS 20 AÑOS DE C.D.C.

La generación del relevo se prepara para acceder al poder

Altos cargos de entre 30 y 40 años parecen como dirección de recambio

Enric Company

Convergència Democrática de Catalunya (CDC) cumple 20 años y de pronto, como conjurado por un guarismo mágico, todo el mundo en el partido y sus aledaños habla de la generación del relevo.Ha habido momentos en el pasado de Convergència en los que se llegó, a dudar de que tuviera una dirección de recambio. La potente personalidad de Pujol es irrepetible, insustituible, y provoca un bloqueo en el vértice. Y el reducido grupo formado por el propio Pujol, Miquel Roca, Josep Maria Cullell, Macià Alavedra y, hasta su muerte, en octubre de 1989, Ramon Trias Fargas, ha aparecido durante estas dos décadas como una dirección abocada a mantenerse inamovible en la cúpula.

Pero ahora ya no es así. La escasa diferencia de edades hace inevitablemente paralelas las trayectorias de Pujol (64 años) y Roca (54 años). Un infarto se llevó a Trias Fargas. Los escándalos han liquidado esta semana a Cullell y han puesto a Alavedra en capilla. El futuro se ha convertido súbitamente en una necesidad.

La composición de aquel núcleo de dirección era una síntesis que expresaba con precisión el delicado equilibrio político e ideológico sobre el que se construyó Convergència. Pujol representaba al nacionalismo clásico, enraizado en la tradición católica del país; Trias era un catalanista liberal e ilustrado; Roca, un profesional laico, de origen izquierdista; Cullell aportaba un aire socialdemócrata.

La generación del relevo es otra cosa. Está formada, como dice Josep Maria Trias de Bes, un veterano ex diputado, por "los herederos del poder", en buena parte yuppies que se subieron al carro cuando ya estaba hecho el trabajo duro, el realizado por los fundadores durante la década de los setenta.

Pujol ganó las primeras elecciones autonómicas en 1980. Formados como altos cargos en la Administración catalana, algunos están ya en el Gobierno y la dirección del partido, como Joan Maria Pujals, consejero de Enseñanza; Xavier Trias, de Sanidad, y Xavier Marimon, de Agricultura. Otros tienen cargos de relieve, como Joaquim Triadú, portavoz del Gobierno de la Generalitat; Josep Coll, secretario general de Juventud, y Felip Puig, secretario general del Departamento de Bienestar Social. Otros están en la brega de la oposición, como Artur Mas y Jaume Ciurana, concejales del Ayuntamiento de Barcelona. Pero la lista puede ampliarse: Francesc Homs, Antoni Gelonch, Lluís Recoder, Isidre Gavín...

Este plantel, formado por políticos cuya edad oscila por lo general entre los 30 y los 40 años, se caracteriza, según explica uno de ellos, Artur Mas, por el hecho de que ha adquirido experiencia en la Administración y tiene "un marcado carácter nacionalista, en algunos casos muy fuerte, sin otros adjetivos". Las etiquetas ideológicas tipo liberal, socialdemócrata, católico, etcétera, añade Mas, "no han tenido nunca relevancia dentro de Convergéncia", y en la actualidad los grupos que. las representaban "ya no tienen ningún peso".

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También Triadú, otro de los jóvenes valores en alza, sostiene que este grupo generacional es sólo nacionalista. Tiene, además, un idea clara del reto que afronta como recambio de los fundadores. "Tenemos la obligación de hacer que el proyecto de Convergència sea irreversible. De intentar que entremos en el siglo XXI como partido de gobierno en Cataluña". Lo que supondría que Convergència permaneciera en el Gobierno de la Generalitat más de 20 años seguidos.

Triadú va más allá y apunta como base de los éxitos de Convergència y garantía de su futuro la siguiente reflexión: "Un partido no gana tantas elecciones si no está situado en el centro político; más todavía, si no está en el centro del pensamiento. político de los catalanes".

El optimismo de estos jóvenes leones no es compartido, sin embargo, por algunos de los fundadores. Uno de ellos, Jaume Casajoana, cree que Pujol hace ya mucho tiempo que no trabaja bajo esquemas de nacionalismo clásico y que sin él mantener la fórmula del éxito sería muy dificil. En Convergència hay, explica, dos grandes sectores. Uno es claramente nacionalista, sigue la estela de Pujol, aunque no ha evolucionado como él y algunos de sus componentes se expresan con gran radicalidad. El otro, encabezado por Roca, mantiene posiciones de corte liberal.

La ausencia de elaboración ideológica, argumenta Casajoana, "hace temer que si Pujol falta, se produzca una catástrofe. Los dos grandes sectores, el nacionalista y el liberal, tenderían a hablar en su lenguaje exclusivo, no el global. Si, por el contrario, estos dos sectores llegan a entenderse, podría continuar el acuerdo con Unió Democrática. Se mantendría así la amplitud del proyecto. Pero el riesgo de una dispersión, si falta la personalidad que lo unifica todo, existe"."

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