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EL 'CASO BANESTO' ENTRA EN VÍA PENAL

La selección de Conde

S. HERNÁNDEZ Junto a Conde, la querella afecta a nueve de sus colaboradores. Estos son sus perfiles:

Arturo Romaní. Ex vicepresidente. Abogado del Estado y colaborador directo desde antes de que Conde accediera a la presidencia de Banesto. Llegó a ser subsecretario de Justicia y de Hacienda con los Gobiernos de UCD. Consejero delegado de la Corporación Industrial, proyecto que siempre defendió. Identificado con Conde hasta la médula, ha sido durante los seis años una de sus manos derechas. Aficionado empedernido al ciclismo y defensor de las inversiones en patrocinio deportivo, ha estado en el meollo de todas las ventas y compras industriales y, directamente, ha participado en varias.

Enrique Lasarte. Ex consejero-delegado. Amigo personal de Conde desde la etapa universitaria en Deusto. Ha permanecido en segundo plano al frente del Banco de Vitoria, filial de Banesto, hasta que sustituyó a Juan Belloso en 1 de enero de 1993. Lasarte estuvo presente en las negociaciones con el Banco de España para diseñar un plan de saneamiento en 1993 y en el intento de ampliación de capital con la entrada de J. P. Morgan.

Rafael Pérez Escolar. Un histórico. Bien relacionado con las familias tradicionales lo estuvo mejor con Conde y cuando aquéllas se enfrentan a Conde opta por éste. Es el abogado por excelencia del banco, se integra de forma clara en la gestión al ser nombrado presidente de Carburos Metálicos y tomar un papel relevante en la ingeniería de las grandes compras y ventas de la Corporación Industrial. Su papel en operaciones inmobiliarias como las fusiones de Ceisa y Camarena y el replanteamiento de Urbis ha sido decisivo.

Vicente Figaredo. Uno de los representantes de la burguesía asturiana que ha estado tradicionalmente en el consejo de Banesto. Forma parte de las familias del banco que no rompen con Conde como lo hicieron los Garnica, los Argüelles y los Herrera. No fue nombrado consejero hasta la llegada de Conde y, hombre de aspecto muy ensimismado, nunca ha tenido un papel estelar en la gestión.

Antonio Sáez de Montagut. Pertenece a una de las familias históricas del banco. También decidió, como su padre, quedarse con' Conde. Formaba parte del equipo jurídico y ha firmado operaciones importantes. Tuvo que lidiar el toro de Urbis, una empresa que convirtió en el estercolero de Banesto.

Ramiro Núñez. Abogado por Deusto. Ingresa en el cuerpo de inspectores fiscales técnicos del Estado con el número uno de su promoción. Fue nombrado secretario del Consejo poco después de llegar Conde en 1987. Ha llevado el peso jurídico de los consejos.

César de la Mora. Se incorpora a Banesto en 1971 y ocupa diferentes puestos directivos. Fue una de las personas de máxima confianza de Conde e, incluso, llegó a sonar como consejero delegado cuando saltó Juan Belloso. Ocupó la vicepresidencia de La Unión y el Fénix y el principal cerebro de la venta de esta aseguradora a AGF en una compleja operación que Economía tradó en aprobar nueve meses.

Martín Rhas Fernández. Uno de los. directivos más veteranos del banco. Era director ya en la etapa de Pablo Garnica al frente del banco y se le renovó la confianza por parte de Conde. Trabajó en el área financiera y en el industrial y era vino de los que mejor conocían el aparato de la entidad. Sigue en el banco.

Fernando Garro. No era consejero, aunque sí director general. Amigo, consejero personal de Conde y también masón, tenía un cometido muy delicado. Estaba en la cocina pero su poder se extendía más allá de las puertas del banco. El hombre de la imagen y los medios de comunicación. Un poder en la sombra.

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