Más intensidad
Ataque. España colocó solamente a un jugador como punta, Julio Salinas. Era el único que mantuvo su posición siempre adelantada. Los demás, se movieron con libertad, con preocupaciones de ocupar terreno más que de atacar. Luis Enrique intentó entrar con velocidad en acciones individuales, pero comenzaba desde muy atrás. Dinamarca inició con dos delanteros. Según el partido se le iba complicando fue aumentando el número de atacantes. Aun así su bagaje ofensivo fue muy esucaso.Defensa. Los daneses defendieron por zonas, con la única excepción del marcaje individual que dedicaron a Salinas. La colocación de sus líneas fue bastante atrasada. Dieron mucho terreno al contrario y siempre defendieron muy cerca de su área. A pesar de contar con jugadores de gran envergadura, no se les notó un dominio claro en los balones por alto. El conjunto español mantuvo siempre una defensa en zona. No dedicó un marcaje especial a ningún jugador danés. Mantuvo siempre una línea defensiva de cuatro y tan sólo Belsué intentó ayudar en ataque. Ferrer, muy fuera de su sitio, estuvo ausente en todo lo que fue progresar.
Intensidad. Una competición tan importante como la Copa de Europa no debe jugarse con las ganas que puso Dinamarca en el partido de ayer. Se pudo comprobar cómo los jugadores españoles disputaban la posesión del balón con mucha más garra que los daneses. Bien es cierto, que suelen ser más fríos que nosotros, en temperamento, pero se estaban jugando la clasificación para una fase final. Se vieron apabullados por el ímpetu español y a pesar de contar con buenos jugadores no supieron jugar contra las ganas que puso España.
Uno. Mucho se habló antes del partido de la importancia de Michael Laudrup. Una vez más se ha demostrado que un jugador no es un equipo. Depender de una sola persona supone arriesgar mucho. También él depende de la categoría de sus compañeros. En el fútbol nadie te puede asegurar que siempre va a jugar bien. Por eso, es conveniente disponer de una serie de jugadores que se: releven en la tarea de conducir al conjunto. Una temporada es muy larga y se suceden periodos de buena, regular y mala forma. En cada partido puede suceder lo mismo, a escala más pequeña. En esos momentos es preciso tener alguien en qué apoyarse, en quién basar la responsabilidad. El único que recordó esto a los aficionados, fue el propio Michael Laudrup.
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