Los baches de la transición
Rusia debate su conversión a la economía de mercado, marcada por el "martes negro"
La transición a la economía de mercado en Rusia es irreversible, pero el modelo administrativo-burocrático de reforma, con fuerte dirigismo estatal, se ha consolidado en las últimas semanas frente al modelo liberal del economista Yegor Gaidar, que tuvo su momento álgido durante los primeros meses de 1992. Esta es la impresión en la que coinciden expertos económicos, al analizar el conjunto de decisiones -a veces aparentemente incoherentes entre sí- que los dirigentes rusos han tomado tras el martes negro, la jornada en la que el rublo pasó a cotizarse a su mínimo histórico de 4.000 unidades por dólar.Excepto en sectores minoritarios, el debate económico sobre la conveniencia o no de la economía de mercado en Rusia ha sido resuelto a favor de la primera opción, con independencia de que el liberal Borís Fiódorov, llevado por el ardor político, afirmara la semana pasada que "ha comenzado una restauración del comunismo". Lo que está realmente en liza hoy en Rusia son los ritmos de la reforma, sus prioridades, los sectores beneficiarios y también las consecuencias políticas de las posibles variantes sobre la élite hoy en el poder. La remodelación del Gabinete ministerial sólo es comprensible sobre el telón de fondo de los comicios parlamentarios de 1995 y presidenciales de 1996, que Yeltsin ha comenzado a preparar ya.
Queja a los bancos
El pensamiento administrativo burocrático, de fuerte arraigo local, se reflejó esta semana en el informe de la comisión investigadora de la caída del rublo, que era dirigida por Oleg Lóbov, el secretario del Consejo de Seguridad y hombre de confianza del presidente. El informe, que no fue firmado por todos los miembros de la comisión, amonesta a un conjunto de bancos comerciales por haber hecho pingües negocios gracias a las oscilaciones del rublo.El nuevo ministro de Economía, el pragmático Evgueni Yasin, ha pedido a los banqueros que se olviden del informe, pero éstos han recordado que aprovechar las oscilaciones de la moneda es algo normal en países de economía de mercado. "Es como si el Estado quisiera prohibir el uso de armas en el Ejército", afirmaba el jueves uno de los dirigentes de la Asociación de Bancos Rusos.
Los organismos financieros internacionales pueden estar satisfechos del severo presupuesto de estabilización para 1995, que preve reducir la inflación a un 1% a fines del ejercicio (desde el 15% el pasado octubre y previsiblemente un 10% el próximo diciembre) y una contención del déficit en el 8% del Producto Interno Bruto. Sin embargo, el presupuesto parece desmoronarse ya, sin haber sido aprobado siquiera. Los políticos que lo confeccionaron, como el ministro de Finanzas en funciones, Serguéi Dubinin, ya no están en el Gobierno, y el profesor Alexándr Livshits, recién nombrado ayudante económico del presidente, Yeltsin, considera irreales los planes para rebajar la inflación y para que el Banco Central reduzca de golpe a cero la financiación del 70% del déficit.
Mientras en la Duma los diferentes grupos lobbistas -incluído el complejo militar industrial- se aprestan a reclamar una mejora de las asignaciones, la oposición parlamentaria se ha mostrado escéptica sobre las fuentes con las que el Gobierno espera sustituir al Banco Central en la financiación del déficit, a saber la emisión de obligaciones del Tesoro y bonos equivalentes al 21% de los gastos del presupuesto. El Gobierno ha dado ya pasos para regular, el mercado de valores bajo la dirección del nuevo primer vicejefe del Gobierno, Anatoli Chubáis, el padre del programa de privatización, con el fin de evitar que aparezcan empresas como la MMM, cuyo director, Serguéi Mavrodi, recién elegido diputado de la Duma, ha anunciado que formará una nueva fracción parlamentaria con el nombre de Capital Popular. Un total de 57 bancos han desaparecido de la escena económica rusa, dejando tras sí a millones de acreedores, y un total de 20 directores de estas instituciones se han dado a la fuga.
Disciplina financiera
El endeudamiento intemacional -hasta un máximo de 12.700 millones de dólares en 1995- obligará a Rusia a una disciplina financiera.Rusia, además, ve lastrada su transición económica por temas no resueltos, como su futuro de potencia militar y su papel en relación a los estados periféricos que pertenecieron a la URSS. Y de la resolución de temas tan complejos como estos depende el lugar del complejo militar industrial en el sistema de prioridades económicas y también la actitud ante los inversores extranjeros. Éstos, especialmente los norteamericanos, están especialmente, interesados en el sector petrolero, aunque la inversión hoy por hoy se ve frenada por la falta de marco legal. Entre los vicios de la Administración rusa están la arbitrariedad con que concede exenciones tarifarias a la exportación de crudo y el sistema de licencias para exportarlo.
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