Clinton ordena el levantamiento de hecho del embargo de armas a los musulmanes bosnios
El presidente de EE UU, Bill Clinton, ordenó ayer a las unidades de su Ejército que participan en la vigilancia del embargo de armas a los musulmanes de Bosnia que se crucen de brazos. Desde las seis de la mañana del domingo (hora peninsular española), los barcos, aviones y helicópteros de EE UU que patrullan el Adriático no pondrán a disposición de los aliados, que siguen vigilando el cumplimiento del embargo, los informes sobre posibles cargamentos. La Unión Europea Occidental (UEO) y los países con cascos azules en Bosnia han mostrado su preocupación.
La decisión de la Casa Blanca, comunicada horas antes de que Clinton comenzara una gira de 10 días por varios países asiáticos, responde sobre todo a razones de política interior y cumple lo que el Congreso aprobó durante el verano: si antes del 15 de noviembre los serbios de Bosnia no han aceptado el plan de paz, se cortarán los fondos que garantizan el despliegue militar que controla el embargo.Después de una dura discusión en el seno del Gobierno, según relata el diario The New York Times, la Administración Clinton se decantó por ajustarse a la votación del Congreso, aunque esto suponga poner en peligro las operaciones de la OTAN en la zona o alimentar las tensiones con los aliados occidentales (Francia, Reino Unido o España) y con Rusia, cuyo Parlamento emitió ayer una dura nota: "Medidas arbitrarias de ese tipo conducen al caos en las relaciones internacionales".
La decisión de cortar los fondos de las operaciones en el Adriático se incluyó en una enmienda sugerida por los senadores demócratas Sam Nunn y George Mitchell para frenar así el propósito de los republicanos de levantar unilateralmente el embargo. La portavoz de la Casa Blanca, Dee Dee Myers, aseguró que Clinton seguía pensando que el embargo no se debe romper unilateralmente y que comprende los argumentos de los aliados para no hacerlo. Sin embargó, agregó Myers, el presidente se vio obligado a actuar de acuerdo con la decisión del Congreso.
El beneficiado es el Gobierno bosnio, de mayoría musulmana, que ahora podrá rearmarse sin acudir a los mercados negros de Europa del Este y tendrá la oportunidad de adquirir el armamento pesado nuevo.
Un alto funcionario norteamericano informó ayer que EE UU mantendrá intacta su participación en la vigilancia del embargo a los territorios bosnios controlados por los radicales serbios, sobre todo en lo que respecta a la participación de Serbia y Montenegro en el cerco occidental.
La pasividad norteamericana tendrá algunos límites: se vigilará e impedirá la posible entrada de cargamentos que contengan armas especialmente peligrosas para las fuerzas de la OTAN, como misiles antiaéreos, 0 componentes que puedan utilizarse en la fabricación de armas de destrucción masiva.
Sin despreciar las consecuencias prácticas de la decisión, que puede estimular las hasta ahora casi inexistentes rutas marinas de llegada de armas a la zona, EE UU es consciente de que la medida tendrá un importante efecto político. Los partidarios de que se anule el embargo señalan que no va a suponer un cambio drástico pues están entrando en Bosnia armas desde hace meses, por vía aérea, y recuerdan lo que el embajador bosnio dijo ante la ONU el pasado día 3: "Si hay que elegir entre cascos azules y armas, tenemos muy clara la segunda opción".
Los que se oponen al levantamiento del embargo advierten que se puede abrir la puerta a la llegada de armas pesadas para los bosnios y que su envío a los frentes de combate hará que los serbios abandonen el compás de espera de los últimos meses y vuelvan de nuevo al ataque.
Hasta el momento, EE UU no viola unilateralmente el embargo, pero su decisión complica la vida a los países que tienen tropas en la zona como España. El embajador español ante la ONU, Juan Antonio Yáñez, dijo esta semana en el Consejo de Seguridad que la medida obligaría a retirar las fuerzas de paz de la ONU (19.000 cascos azules en Bosnia) que llevan a cabo la asistencia humanitaria a la población civil y a abandonar la vigilancia de las zonas de exclusión.
Un alto cargo del Pentágono valoró que la medida tendría pocas consecuencias prácticas porque de los 3.200 barcos inspeccionados desde que el embargo entró en vigor, en noviembre de 1992, sólo tres llevaban armas para los musulmanes bosnios
Críticas aliadas
El secretario general de la UEO, Wim van Ekelen, reconoció ayer que la decisión de Washington supone una división de los aliados. Por su parte, el secretario general de la OTAN, Willy Claes, dijo contundentemente que la Alianza Atlántica "continuará aplicando plenamente las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, que son la base de nuestro compromiso en la antigua Yugoslavia". Claes se entrevistará el próximo jueves en Nueva York con el secretario general de la ONU, Butros Butros Gali, para abordar la crisis. Fuentes comunitarias se mostraron, por su parte, extrañadas por la medida, ya que el levantamiento del embargo nunca ha sido considerado como oportuno por los miembros del Grupo de Contacto (EE UU, Rusia, Alemania, Francia y el Reino Unido).
El Reino Unido, uno de los principales defensores del embargo de armas y el más estrecho aliado de Estados Unidos en Europa, ha reaccionado con gran preocupación. "Es un serio problema", indicó el ministro de Asuntos Exteriores, Douglas Hurd, "porque se trata de una resolución aprobada por el Consejo de Seguridad, y un acuerdo político de la alianza". Londres dijo anoche que por el momento no retirará a los 3.500 soldados que tiene en la zona. Por su parte, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, transmitió a su homólogo norteamericano, Warren Christopher, la "profunda inquietud" de París por la medida y dijo que será necesaria una reunión del Grupo de Contacto para que Washington aclare su postura.
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