PASE REAL
La historia de un muerto viviente creado a partir de retales de cadáveres hizo anteayer las delicias del príncipe Carlos de Inglaterra. El heredero en apuros asistió en Los Angeles a un pase exclusivo de la nueva película de su compatriota Kenneth Branagh, Mary Shelley's Frankenstein, y luego se convirtió en el invitado de honor de una cena de a 30.000 pesetas el cubierto. El evento estuvo aderezado con la presencia de Tom Cruise, Jack Nicholson y Arnold Schwarzenegger, entre otros. Pero la visita de Carlos a la ciudad californiana azotada por terremotos y disturbios raciales había pasado antes por etapas de menos glamour. En South Central, una de las zonas más conflictivas de la macro-urbe, estuvo saludando a quinceañeros que viven entre traficantes de crack armados y detectores de metales en la escuela. A pesar de la buena acogida general, un grupo de jóvenes enarboló a su paso por ese barrio una pancarta en la que podía leerse: "La reina también es traficante de droga".-
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