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Pesadillas del viejo mercado

El envejecimiento de la clientela y la falta de aparcamientos ahogan a las galerías comerciales de barrio

Todo parece volver en contra de los mercados municipales. Hace 20 años eran el punto de referencia de cada barrio. Hoy muchos pasan inadvertidos. El medio centenar de antiguos mercados de Madrid viven en un hábitat dominado por los hipermercados y los nuevos supermercados, pertenecientes a grandes cadenas, que practican una agresiva política de precios. Algunos han visto cómo su facturación ha bajado un 60%. A esta competencia se suma la venta ambulante, el envejecimiento de la clientela, el difícil acceso en coche y los nuevos hábitos de compra. Como dice el gerente del mercado de Puerta Bonita, de Carabanchel: "Una mujer menor de 35 años que trabaja fuera de casa no pisa un mercado".Los problemas son comunes a todos, pero cada uno de ellos ha conseguido torearlos con diferente resultado. El mercado de Antón Martín (90 puestos) es un ejemplo en el Madrid más antiguo. El envejecimiento de su clientela es salvaje, "además de la antigüedad del edificio y los problemas de aparcamiento". La mayoría de los 15 puestos cerrados estaban ubicados en la tercera planta, a la que hay que subir andando. Su gerente, Mercedes Moyano, explica que en dos años la facturación ha descendido entre un 30% y un 40%. Cuando se le pregunta por planes de modernización, explica: "Lo primero que hay que hacer es rehabilitar el centro de Madrid porque los niños no pueden ni salir a la calle".

Otros sí se animaron a cambiar. A mediados de los años ochenta, los comerciantes del centro comercial La Paz, situado en barrio de Salamanca desde 1892, se gastaron 144 millones en su remodelación. Cuentan con la ventaja de que sólo tiene una planta y lo único malo, según su gerente, Concha Puerta, "es que los hábitos de compra han cambiado, pero el servicio que se da aquí no se recibe en un hipermercado".

Arriba y abajo

Jesús Hernando, carnicero, recuerda que las ventas subieron entre un 25% y un 30% tras las obras, pero de nuevo fueron en declive desde 1990. Facilitar el aparcamiento a su clientela es otra de sus aspiraciones, ya que forma parte del 55% de los mercados de barrio instalados en los distritos del centro de Madrid.Los hay que quisieron cambiar y todo ha ido a peor, como el mercado de Atocha (Antón Martín), del que sólo quedan abiertos el 35% de los puestos. Esperanza Martínez, de la Federación de Mercados a la que pertenece este mercado, explica que "Atocha nunca fue un mercado muy boyante, pero como está a 200 metros de la estación del AVE, se pensó en transformarlo en un centro comercial y en 1990 los comerciantes pusieron en marcha una sociedad". Desde entonces, "el ayuntamiento, con su falta de decisión, ha amamantado las desavenencias que surgían entre los tenderos". Sus comerciantes están hoy divididos en dos bandos. El Ayuntamiento no ha contestado las preguntas de este periódico sobre el futuro del centro. Mientras, el mercado agoniza. Uno que pasó a la historia es el de la calle del Carril del conde (Hortaleza) que nació en 1985 sin conseguir ningún éxito comercial. El factor humano es una de las pocas armas que les queda a las casi 10.000 personas que viven de la tradicional fórmula comercial, traducida en 4.888 puestos de venta, que, ocupan 108.931 metros cuadrados. Estos mercados están gestionados por sus comerciantes, bajo la tutela del Ayuntamiento. La mitad se denominan centros comerciales de barrio. Según la Federación de Mercados y Galerías de Madrid, que agrupa a 27 mercados y 50 galerías (éstas de propiedad privada), el 10% de los 1.1400 comercios de sus asociados están cerrados.

Los pequeños datos son relevantes. El gerente del centro comercial de barrio de Puerta Bonita (Carabanchel), Lorenzo Núñez, explica que creían que la apertura de un hipermercado en Aluche no les iba a afectar "porque los productos perecederos no son su fuerte". Pero las ventas de Puerta Bonita (120 comercios abiertos y uno cerrado) han bajado un 60% desde que hace un año llegó el híper. El gerente considera que el suyo es un mercado bien dotado, salvo de plazas para los coches.

Mercasa, la empresa pública que gestiona los mercados centrales de abastecimiento tiene un plan de remodelación de mercados municipales minoristas. Ni uno sólo de los 50 antiguos mercados municipales de la capital ha solicitado las ayudas de Mercasa.

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