Muere el último y más expeditivo verdugo británico

Syd Dernley, el último verdugo que existía en el Reino Unido y que alardeaba de ser el más rápido, murió ayer, a los 73 años, en Mansfield, en el centro de Inglaterra. Dernley, soldador de profesión, abandonó tan macabra práctica hacía 41 años. En un lustro de carrera, iniciada en 1948, ejecutó a 25 reos. En una autobiografía aseguró ser el "más rápido ejecutor del mundo". Le bastaban sólo siete segundos.La pena capital fue abolida en el Reino Unido en 1965, pero Syd nunca olvidó la expresión de sus víctimas. "Lo único en lo que siempre me fijaba era en su mirada", declaró en una reciente entrevista. "Cuando entraban, nos miraban como si pensaran 'esto no puede estar sucediéndome' o 'no me lo harán a mí'. Pero para cuando dejaban de pensar estaban ya muertos. La ejecución acababa tan rápido que el condenado apenas podía ser consciente, y desde luego no sufría".

"Era como un artesano, como un carpintero. Estaba orgulloso de su trabajo, pero no era un hombre duro", confesó ayer su esposa. Nunca hablaba de su tarea al regresar a casa. "Yo simplemente le preguntaba: '¿Todo bien?', y él respondía: 'Sí". Dernley conservó múltiples objetos de su labor sumaria, incluida una soga jamás utilizada. Llegó incluso a tener montada una horca en la bodega de su casa.