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González llega hoy a Marruecos en un clima pesimista para el desbloqueo de relaciones

ENVIADO ESPECIALFelipe González hizo un gesto de buena voluntad y el rey Hassan II respondió con otro, pero la relación hispano-marroquí sigue atravesando momentos de tirantez. El jefe del Gobierno anunció que acudiría hoy a la conferencia económica que en Casablanca organiza el soberano marroquí sobre Oriente Próximo. El monarca alauí contestó agradecido, entregando a mediados de octubre las licencias a los 680 pesqueros españoles que faenan en sus aguas y aceptando reanudar la negociación con la Unión Europea (UE) sobre un tratado de libre comercio interrumpida desde hace ocho meses. Pero aún hay contenciosos pendientes.

González llegará hoy a Casablanca, donde está previsto que sea recibido por Hassan II. Se reunirá además con los primeros ministros de Israel y Austria, y con el príncipe Hassan, heredero del trono de Jordania, así como con el presidente de Rumania, Ion Iliescu. Intervendrá también en la sesión de apertura de la conferencia y participará mañana en un almuerzo de trabajo sobre cooperación e inversiones en Marruecos. El presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, estará también presente como invitado personal de Hassan.

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En vísperas de las municipales

En pesca, Rabat se ha apuntado un gran tanto. Firmó en 1992 un acuerdo que concluía en 1996. Cobró buena parte por adelantado, pero a mediados de este año el tratado dejó de gustarle y logró, después de retirar las licencias, que los Doce aceptasen recortar en un ano su duración.Vencerá en mayo de 1995, en vísperas de las elecciones municipales españolas. A partir de entonces entrará en vigor un nuevo acuerdo que para los marroquíes debe suponer un fuerte recorte de las capturas de cefalópodos y camarones, e incluso la supresión de la pesca de algunas especies como la merluza negra. La Comisión Europea parece dispuesta a ello y en el mandato que acaba de aprobar acepta un ajuste de capturas.

Desde que se celebró la primera ronda de conversaciones con la Comisión sobre el acuerdo de libre comercio en febrero, los marroquíes no habían vuelto a negociar con los comunitarios una oferta que les parece insuficiente. Lo hicieron el 25 de octubre pasado para agradecer así -según explicó el embajador del Reino en España, Ali Benboucha- el desplazamiento de González a Casablanca. No lo hicieron, sin embargo, al nivel adecuado. Por primera vez, su delegación no estuvo encabezada por un ministro, sino por un alto funcionario.

Rabat juega a tirar de la cuerda no sólo con Bruselas, sino también con Madrid. En vísperas de la aprobación del anteproyecto de estatutos para Ceuta y Melilla, Hassan desempolvó su reivindicación sobre las plazas de soberanía que su primer ministro, Abdelatif Filali, expuso después largamente ante la Asamblea General de la ONU. Otro indicio de la tirantez: el nuevo embajador español, Gabriel Ferrán, llegó el 4 de julio pasado a Rabat, pero todavía no ha podido presentar sus cartas credenciales al rey.

En Exteriores se resta importancia al retraso porque se asegura que sí entregó sus "copias de estilo" a Filali, lo que le permite prácticamente actuar desde entonces como embajador.

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