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Cuba abre los mercados campesinos

La libre comercialización de productos agropecuarios alegra la vida a los cubanos

Los mercados agropecuarios abiertos por él Gobierno de Fidel Castro el de octubre han provocado en Cuba el efecto de un valium sobre el espíritu y sobre el estómago. Agobiados por un desabastecimiento brutal que ha convertido el huevo o el arroz en artículos de lujo, los cubanos ya tienen un sitio donde comprar "por la libre" algunos alimentos sin cartilla de racionamiento ni cuotas limitadas, aunque todavía a precios muy elevados. Se trata de un sueño de ajo y boniato, donde, si hay dinero, puedes comprar carne de cerdo, pollo o papaya, algo que en un país como Cuba se acerca a lo máximo.El "mercado agropecuario" se rige por la ley de la oferta y la demanda, y en menos de tres semanas ha hecho bajar los precios del mercado negro a la mitad y ha traído a La Habana productos que los cubanos no veían desde hace meses. En septiembre, la libra de cerdo se vendía a 70 y 80 pesos, mientras que ahora cuesta 45, y lo mismo pasa con el arroz, que de 60 pesos el kilo bajó a 24. El nuevo mercado también ha influido sobre el dólar,' que de cotizarse a 90 pesos por billete verde, ahora ha bajado a 60.

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Sin embargo, los precios del mercado agropecuario todavía son muy elevados -el salario medio de un obrero son 180 pesos-, y para la mayoría de los cubanos comprar un kilo de boniato a cuatro pesos o un pollo a 80 sigue siendo prohibitivo. "Esto es un robo, pero antes, aunque tuvieses miles de pesos, si no aparecía el bisnero [vendedor] de turno, no comías, y además siempre estabas en la ilegalidad", decía una señora mientras hacía cola en la plaza de Marianao, donde funciona uno de los 20 mercados de la capital.

El mercado de Marianao es un buen ejemplo de lo que ocurre en toda Cuba, donde funcionan más de 130 mercados. El primer día llegaron a este lugar productores estatales y privados. Por el Estado, la granja militar Camilo Cienfuegos de Artemisa y la Empresa Genética Porcina de La Habana; y la Cooperativa de Producción Agrícola (CPA) Pedro Rodríguez Santana de Quivicán y un par de campesinos particulares, por el sector privado. Todos trajeron prácticamente lo mismo: plátano, boniato, yuca, limón, calabaza, ajo, carne de cerdo y de cabra, pollo y huevos.

La venta comenzó a las siete de la mañana. La carne de cerdo se empezó a vender a 50 pesos la libra, el huevo a cinco pesos, la libra de arroz a 12 y el plátano a un peso. El ansia era general, y nada más abrir el mercado, las doscientas personas que esperaban se abalanzaron sobre los productos. Todo se acabó enseguida pese a los precios altos, y algunas personas compraron hasta 15 kilos de yuca ante el temor de no volverla a ver el día siguiente. Pero no fue así, y ahora la gente compra cantidades normales, pues sabe que mañana habrá más.

También el público sabe que los agricultores, bajan los precios cuando ven que cae la tarde y les queda mercancía por vender, y que entre los propios productores se hacen la guerra comercial, como ocurrió en Marianao cuando el jefe de la granja militar, Pedro Hernández, decidió rebajar el precio del cerdo a 35 pesos, y todos los demás vendedores tuvieron que hacer lo

mismo. Al día siguiente le pasó lo mismo a él, cuando los precios de los cooperativistas y el mal estado de sus productos le hicieron bajar el plátano de un peso a 50 centavos, y por último a 0,25."El negocio es el negocio", decía Hernández al cambiar por tercera vez los precios en un viejo pizarrón. El mercado libre ha comenzado así, como un juego de Monopoly para los agricultores, que ahora se ven dueños y beneficiarios de su trabajo. "He ganado más en dos días vendiendo plátano y boniato que lo que ganaba antes en cinco meses cosechando papas", asegura Mario González, de la Cooperativa de Quivicán. Mario explica que en su CPA cultivan tomate, yuca, col y boniato, y que antes, cuando vendían toda la cosecha al Estado, les pagaban cinco pesos por el quintal (49 kilos) de boniato y siete por el de yuca. "Ahora podemos sacar 80 pesos por cada quintal, y ese dinero nos lo repartimos entre los 96 cooperativistas que integramos la CPA".

La CPA Pedro Rodríguez Santana tiene unas 300 hectáreas y su compromiso de este año con el Estado era la entrega de 170.000 quintales de viandas y hortalizas. "El Gobierno nos ha autorizado, como a todas las cooperativas y granjas estatales, a vender aquí durante los próximos tres meses el 20% de lo que les debíamos entregar", afirma Mario. "Luego, si cumplimos con el Estado, nos. dejarán vender todos los excedentes en este mercado".En Cuba sólo el 20% de las tierras está en manos del sector privado, pero los agricultores independientes (90.000) y los cooperativistas (62.000) producen el 75% del tabaco, el 72% de los frijoles, el 45% de las hortalizas, el 28% de las viandas, el 62% del cacao, el 43% del café y el 18% de la leche.

Sembrar más semillas de capitalismo

El régimen cubano parece decidido a llevar a fondo la reforma de la agricultura, aunque ello signifique sembrar una "semilla de capitalismo" dentro del socialismo. Así, una semana después de permitir los mercados agropecuarios, autorizó la libre contratación de camiones y tractores a particulares y empresas estatales que posean vehículos para transportar las mercancías hasta los mercados agropecuarios.

El nuevo decreto establece que el precio de los fletes lo "acordarán libremente" los interesados y abre las puertas a que incluso las granjas militares alquilen sus vehículos y los pongan a disposición de los agricultores que vayan a acudir a los mercados agropecuarios cubanos.

El Gobierno de La Habana estudia, además, otras medidas liberalizadoras de la economía, fundamentalmente en la esfera de los servicios, como la cooperativización del transporte público y los taxis, y también de algunos centros gastronómicos que en la actualidad están cerrados o subutilizados.

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