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Cómo hacerse millonario

Juan José Millás

Si cada uno de los transeúntes o de los automovilistas con los que te cruzas al cabo del día te dieran el dinero que llevan suelto en el bolsillo, te forrabas. Lo que pasa es que no te lo dan, primero porque no ven ninguna razón, y luego porque hay mucha competencia, ¿comprendes? Están, por ejemplo, los de las puertas de los VIPS, y los de los pañuelos de papel en los semáforos, que no son malos comerciantes, porque poseen la virtud esencial de la tenacidad, y para comerciar has de ser tenaz, pero tienen pocas ambiciones, sin embargo. Una cosa por otra.Vamos a suponer que vendiendo pañuelos en el semáforo te fuera muy bien: tendrías que contratar a un aprendiz y quizá invertir en un cobertizo en el que almacenar la mercancía, etcétera. Total, que los ingresos crecerían aritméticamente, pero los gastos tendrían una progresión geométrica, porque yo estoy de acuerdo con Candessus, el del FMI: creo que en España está por hacer la reforma laboral; bueno, la laboral y la luterana, porque aquí ha faltado un Lutero que encontrara en el alma un lugar para el dinero. Así que a lo más que puedes aspirar vendiendo pañuelos en un semáforo es a ir tirando, y punto.

Ahora bien, el dinero grande se consigue de otro modo: han de venir a dártelo porque necesitan quedarse tranquilos; no todo, por supuesto, basta con que se desprendan de lo que llevan suelto. Yo tengo varios negocios de éstos, de arañar, porque en Madrid, con un poco de imaginación, los hay a cientos. A cientos. Ahora he puesto en el periódico un anuncio en el que aseguro que trato la eyaculación precoz por teléfono; la verdad es que lo he copiado de uno que vi el domingo en el suplemento de Negocios. Junto al texto, he reproducido una foto mía en la que llevo barba postiza y unas gafas de cocha, que me dan, con la calva, un aspecto un poco polvoriento, como corresponde a la eyaculación precoz y solitaria. Este negocio lo hice por probar, porque me gusta experimentar, no puedo estarme quieto. Recibo entre 50 y 60 llamadas diarias, y vengo a obtener un promedio de 1.000 pesetas por eyaculación, que es mucho, porque al ser precoces acaban enseguida. Hay otros métodos para forrarse, como el de ese que envió 100.000 cartas que decían: "Si quiere hacerse millonario en 15 días, envíeme 20 pesetas en sellos y le daré la respuesta". La respuesta era: "Haga lo que yo". Esto lo inventó un colega mío de Nueva York, y, aunque le pusieron una denuncia, no pudieron encarcelarle porque demostró que se había hecho millonario; en fin, que no era una estafa, porque si hacías lo mismo que él te volvías millonario.

A mí me gusta más lo de la eyaculación precoz, aunque es también más arriesgado, porque la mayoría no se cura y corres el peligro de que vayan a reclamar a un ministerio, no sé a cuál. El secreto consiste en que crean haberse curado, que piensen, en fin, que sus tiempos son normales (los de un ministro del Interior alemán, pongo por caso). Otra solución consiste en que les dé tanta vergüenza haberse tratado por teléfono la eyaculación precoz que no se atrevan a contárselo a nadie. En cualquier caso, la terapia es muy fácil. "El secreto está en no darse prisa", les digo a mis pacientes, "¿que prisa tiene usted?". Si se extrañan de la simpleza del remedio, suelo añadir que las grandes verdades suelen estar contenidas en fórmulas muy simples; para ilustrarlo les enseño un proverbio árabe que debe de estar oscuramente relacionado con la eyaculación, porque les gusta mucho. Dice así: "El día de su tumba, nadie duerme fuera".

Algunos me llaman diciendo que lo de no tener prisa les ha ido muy bien, si embargo, a mí no me funciona. De manera, que me estoy forrando, pero no soy feliz.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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