Metropolitano
La compañía Metro de Madrid vuelve tras el verano a la carga con sus lindezas que hacen bueno aquello del "más dificil todavía". Hasta tal punto es así, que con tres ejemplos el asunto parecerá agua de manantial.1. O mejoran el malhadado invento de las escaleras mecánicas o que la compañía las suprima para siempre. Abogo por rampas deslizantes... Los usuarios estamos hartos del pertinaz letrerito: "Escalera en revisión, perdonen las molestias", un día y otro, por todas partes. Cuando nos place, ya hacemos footing por el Retiro o bicicleta estática en el cuarto de baño. ¡Trucos de adelgazamiento a cargo del Metro, no!
2. El sistema de tornos es, lisa y llanamente una burla. El billete es escupido por los tornos, gozando de validez, una y otra vez. No se trata de decir: "Canjéelo usted", sino de evitar esta anomalía. La cinta magnética del billete de 10 viajes es un mal invento. En un par de ocasiones me he visto sorprendido con el barrado de cancelación con 9 viajes utilizados... ¿Y el viaje, número 10? A esto se le llama sisar en mi tierra. De la docta taquillera de turno he tenido que escuchar: "Habrá usted borrado el viaje". No tengo otra cosa que hacer a diario que acuchillar-raspar dorsos de billete para llevar al Metro a la bancarrota.
3. En la línea 9, que tomo todos los días, conductores eximios fuman mientras conducen. Allá con su salud, pero tienen poco respeto con los viajeros aunque vayan encabinados. Incluso existe el conductor intelectual orgánico que compagina la lectura del periódico con el menester de estar a los mandos, especialmente en domingo. El trayecto Plaza de Castilla-Sainz de Baranda, en lugar de los 18 minutos habituales, dura la intemerata.
A estas alturas, me sorprendería gratamente si el presidente de Metro me abonara los dos viajes birlados, cuando menos.
Sé que es una osadía quejarse. No obstante, seguiremos gimiendo, doblegados por la tozudez de quienes nunca apostaron por Europa.-
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