Ética, juegos y salarios
Hoy en día, una gran mayoría reconoce que desde un punto de vista ético los juegos son todos semejantes y, valorativamente, en el amplio sentido de la palabra, no son más importantes ni dignos los que destacan; por ejemplo, el fútbol, baloncesto, tenis, respecto a los que disfrutan con la petanca, bolos o senderismo. Sin pretender creer en un determinismo absoluto, es fácil constatar que unas personas -debido a sus condiciones físicas y socioeconómicas- son más aptas que otras para cierto tipo de deportes: ciclismo (Induráin), fútbol (Michel), ajedrez (Kárpov).En general, los que conciben la vida como un juego se divierten practicando su deporte favorito, sin tener sentimiento de culpabilidad ni frustración por no alcanzar la primacía mundial de su especialidad. Trasladando, por analogía, esta tesis de que todos los juegos son éticamente semejantes a las profesiones, debíamos fácilmente admitir que, por una serie de cir-
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