Para reír
Era para echarse a reír observar estos días pasados las calles de Madrid, con tanto gerifalte y pez gordo de la economía nacional y mundial saliendo de sus hoteles de lujo, donde les esperan sus magníficos BMW y Mercedes de tonos oscuros y cristales ahumados, elucubrando y pariendo tanta y tanta solución para la economía de estos mundos, el primero, el segundo, el tercero, el cuarto y... los que hagan falta. Sí, señor director, era hilarante ver a tanto remedo de Mario Conde ellos y de vaya a saber quién ellas expidiendo recetas para la economía española y advirtiendo desde sus púlpitos, entre canapé y canapé, tras la sesión de masajes, que o se liberalizan los despidos o se reducen las pensiones.Sí, señor director, hubiera sido para echarse a reír, si no fuera porque era para echarse a llorar