Las cosas por su nombre
Estoy cansada de oír estos últimos días, desde diferentes frentes de opinión, que formar una familia numerosa es de personas irresponsables e ignorantes. Pues yo no lo creo así. En una familia de ocho miembros, como la mía, mis padres nos enseñan a vivir en sociedad, a respetamos, a ser generosos, a escuchar, a compartir, e incluso, ¿por qué no reconocerlo?, a renunciar. Creo que la sociedad debería agradecer a mis. padres el haber contribuido con seis personas, en el más amplio sentido de la palabra, a intentar lograr una vida más humana en el futuro.El sacarnos adelante es cuestión de organizar las casi ciento treinta mil pesetas del sueldo de mi padre; pero, sobre todo, es generosidad. Por favor, llamen a las cosas por su nombre, esto es generosidad, no es irresponsabilidad: han entregado su vida a sembrar para que el día de mañana las cosas vayan un poquito mejor. No peco de falta de modestia, sencillamente, es que estoy muy orgullosa de ellos.-
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