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EL FUTURO DEL SOCIALISMO EN EUROPA

A la espera de Delors

Enric González

El Partido Socialista francés intenta reconstruir, con muchas dificultades, un proyecto ideológico coherente. El desastre electoral de 1993 abrió paso al socialismo tecnocrático, dialogante y supuestamente integrador (aunque su resultado fue centrífugo) de Michel Rocard. Esa vía quedó cegada, al menos temporalmente, con el mal resultado de las elecciones europeas de junio y la caída de Rocard.Ahora, con el mitterrandista Henri Enimanuelli al frente, se han alzado de nuevo los viejos estandartes izquierdistas y un banderín de enganche ya bien conocido: la reducción de la j ornada laboral a 35 horas semanales, sin disminución de los salarios, como fórmula para combatir el paro.

Más allá de la reducción de jornada, el vacío. No hay una política europea consistente, ni otra política económica que la denuncia genérica del monetarismo. No les queda siquiera la carta de la demagogia, que juega como nadie su antiguo compañero de gobierno Bernard Tapie (Radicales de Izquierda). En el eterno juego de corrientes y baronías que es el PS, son los actuales minoritarios quienes proponen un programa más comprensible: reforma fiscal progresiva, más impuestos sobre el capital y menos sobre el trabajo, aumento drástico de la inversión pública en la construcción de vivienda y apuesta decidida por una Unión Europea integrada y fuerte.

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Las propuestas de la corriente minoritaria vienen firmadas por el ex primer ministro Pierre Mauroy y la ex ministra Martine Aubry. Tras ellas se adivina el beneplácito del padre de Aubry, Jacques Delors, presidente de la Comisión Europea hasta diciembre y único líder de peso en las filas socialistas. En realidad, no habrá nuevo proyecto socialista al menos hasta enero. Por entonces debe llegar Delors a París como candidato socialista a la presidencia. Será quien imponga un programa. Con Delors presidente, es de esperar un PS tecnocrático, riguroso y muy estatalista, probablemente aliado con fuerzas de centro. Si Delors fracasa, los socialistas tendrán que volver a buscar una idea entre las ruinas.

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