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GENTE

EL MECHÓN DEL EMPERADOR

Quién le iba a decir a Napoleón que el mechón de cabellos que conserva el Museo de Arqueología e Historia de Lausana iba a seguir dando que hablar 173 años después de su muerte, producida, oficialmente, por un cáncer de estómago cuando yacía en la cama de su reclusión en la isla de Santa Elena. Muchos son los que insisten en la tesis del envenenamiento. Para unos fueron los británicos;, para otros los royalistes franceses. El revuelo sobre el posible envenenamiento lo han levantado los resultados de sendos análisis efectuados por dos laboratorios, uno suizo y otro trancés, que han encontrado una cantidad "siete veces" superior a la normal de arsénico, potasio y hierro en su mechón de cabellos castaño claro' traído hasta Suiza por su incondicional ayuda de cámara, JeanAbraham Noverraz tras la muerte del emperador. Esta tesis corrobora la del economista francés René Maury, un especialista en la materia, que en su libro El asesino de Napoleón apunta que el corso fue envenenado progresivamente mediante ligeras dosis del arsénico utilizado en Santa Elena como raticida, puesto en el vino de una cuba surafricana destinada al gaznate imperial. Según Maury, el asesino es el conde Charles Tristan de Montholon, compañero de exilio de Napoleón y marido de la querida del emperador, Albine de MonthoIon. Uno de los móviles del crimen, además de la defensa de su propio honor de hombre y aristócrata, podría haber sido la herencia de los 250 millones de francos suizos del testamento de Napoleón, del que era el principal beneficiario. Estos resultados contrastan con los del FBI estadounidense, que hace un mes había hecho saber que el mechón de cabellos -morenos- no correspondía a los de una persona envenenada por arsénico. Pero ¿se habla del mismo mechón? Los suizos dicen que el auténtico es el que reposa junto a otros objetos personales del emperador en el museo de Lausana. Casi dos siglos después de la muerte de uno de los mayores conquistadores, la guerra capilar parece estar servida.-

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