Contra
Éste ya es un país libre, pero seguimos tontos. Amor -decía un eslogan de los sesenta- es no tener que decir nunca lo siento. Libertad, desde el jueves, es salir siempre que se quiera por la tele y no sentir vergüenza. Pero fueron muy tontos los otros, que esa noche nos incluía a nosotros, es decir, a las cadenas de nuestro dinero. No contraprogramaron a Felipe. Pasé el día apostando: seguro que Tele 5 nos pone un porno duro, aunque sea bajo la actual fórmula de telecomedia españolísima que Antena 3 cultiva. No fue así. ¡Ya está (me dije)! Aznar en TVE y a la misma hora, aunque con distintos collares. Nada; no hubo milagro este jueves. Pero, ojo, La Primera inició una serie sobre un futbolista histórico del Barça. ¿Convergencia autonómica, contubernio antimadridista? Nuestra televisión es una caja sin sorpresas, pero con muchos fondos. La vida de ese chico, Lineker, era muy aburrida, y lo admito: le vi. Para mí -personalmente, como diría el gran Gran Wyoming- fue emotivo, pues recordé mis días de crítico televisivo, en los dulces tiempos antes de la revolución de las privadas. Pero no siendo nuevo el mensaje -González parece dirigirse siempre a un colegio de jubilados, aunque estén sólo de mediopensionistas-, me concentré en el medio. Estilo muy español (mobiliario, jersey, corbata de nudo patatero) con un halo fantasmagórico a lo Twin Peaks: de lejos, en el sofá, Felipe me recordó a uno de aquellos aparecidos de Lynch, aunque él no llevaba un leño al hombro. Plano único, modo chatty (y no hablo de su nariz respingona, lino de la locuacidad campechana que expresa el término inglés). ¿Saldrá siempre los últimos jueves de mes? Dado su propósito de enmienda, la periodicidad cristiana le iría bien. Después de un zapping no me cupo duda: éste sí que es el mejor programa de la semana.
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