Vacación en California

Referente a la carta de la señorita Fernández que publicó EL PAÍS el día 15 de septiembre, lamento mucho que la dama haya pasado sus vacaciones tan malamente en la costa californiana. Es penoso gastar tantos miles de pesetas en un viaje y volver a casa tan disgustada. Yo diría que no fue preparada para visitar un país extraño ni se ha enterado de las costumbres de él antes de emprender el viaje. También creo que confunde "la libertad" con "la licencia".Los 1.760 kilómetros de la costa californiana, desde las secoyas majestuosas del norte hasta las palmeras del sur, están consideradas como un área de insuperada belleza y diversidad. Hace unos 30 años que la costa está protegida por unas leyes y ordenanzas que tal vez sean desconocidas por la señorita Fernández, pero que tienen un fin bastante obvio. Estas leyes contribuyen a preservar y conservar lo que fácilmente estropearían los seres humanos si no existieran. Sin embargo, hay más de 700 accesos libres para el público por toda la costa donde se encuentran playas, parques y sitios de recreo. Comprenderá que muchas personas no respetarían estos sitios si no hubiera algún orden para el bien común no sólo de los seres humanos, sino también de los animales de tierra y los del mar.

Eso de no comer y no beber en ciertos sitios lo veo bien porque antes se encontraba por todos lados la basura de la gente. Prohibir jugar a la pelota también lo veo bien, casi siempre hay un sitio apartado para jugar este deporte. Prohibir hacer top less es cuestión de costumbres y buen gusto, pero existen playas donde uno puede ir en top less y botton less, San Gregorio Private Beach, por ejemplo, en el condado de San Mateo, cerca de la ciudad de San Francisco. He ido allí centenares de veces.

Sobre el "prohibido fumar", no comment! Si la señorita Fernández fuma, la respeto, desde luego, pero, por favor, no se acerque a mí.

"¿Prohibido bañarse?" Lo creo. Tal vez por falta de empleados de una estación de salvamento. O tal vez por los peces y animales peligrosos en la mar. Tal vez por las corrientes del Pacífico (la resaca), que son famosas por su peligro y deben ser respetadas.

Estoy de acuerdo con la señorita Fernández con su queja sobre eI letrero que encontró en la hamburguesería de quedarse sólo unos 20 minutos en una mesa, acostumbrada a las horas que se queda, a veces, en España en una mesa. Si se pone a pensar verá que es sólo cuestión de cortesía hacia los demás que están esperando para sentarse y comer. Si el mismo letrero hubiera dicho "prohibido charlar", seguramente querría decir no "charlar" con los empleados.

Finalmente, la libertad requiere que cada persona respete a los demás y a su entorno, cosa difícil en todo el mundo, pero donde existe la comprensión y un poco de buena voluntad (y a veces sacrificando los egoísmos) se puede pasar por la vida con beneficios en vez de disgustos.-