Muertos de primera

VIENE DE LA PÁGINA 1Cientos de personas velaron. ayer al arte y a la cultura, que yacían en mitad de la calle, dentro de siete cajas mortuorias. La Fura dels Baus eligió el centro de la ciudad para desarrollar una singular y desconcertante actuación con la que hacían patente su protesta por el tratamiento de la cultura que se hace en los medios de comunicación. Y, de paso, anticipar a los peatones la presentación en Madrid de su último espectáculo, M. T.M., que forma parte de la programación del Festival de Otoño, en el que se habla de la manipulación de la información. Sin embargo, los viandantes que por allí pasaron desde las 10.30 hasta las 13.00 no acertaban a adivinar por qué siete hombres yacían como muertos en plena calle.

Todos picaban. Los siete actores de La Fura dels Baus, vestidos de etiqueta -aunque alguno iba calzado con zapatillas de deporte-, con la cara pintada de blanco, algodones en los huecos nasales y en los oídos y metidos dentro de ataúdes de cartón forrados con portadas de los periódicos, atrapaban la curiosidad de todo aquel que por allí pasaba.

Todo estaba medido al detalle, hasta las páginas de periódicos que envolvían a los muertos eran portadas con noticias relacionadas con la cultura: la muerte de Rosa Chacel, el incendio del Liceo y el fallecimiento de Alberto Closas, entre otras noticias, empapelaban los féretros. Los actores sólo salieron de los ataúdes cuando no había más remedio, para estirar las piernas. Lo tétrico de la escena se completaba con la música fúnebre que salía de un radiocasete enorme.

Entre los peatones hubo opiniones y comentarios para todos los gustos. A una señora se le ocurrió que todo el número se había montado a fin de recoger firmas para que los terroristas cumplan su pena. Otra estaba convencidísima de que se trataba de testigos de Jehová, "que yo les conozco muy bien", apostillaba.

"Es que se han cargado los presupuestos para el arte", decía un hombre que se había percatado de que aquello era un acto de protesta. Por una esquina empezó a correr la voz de que eran "los que mataron ayer", sin que nadie supiera muy bien a quiénes se refería; otros proponían echarles agua encima, "y a ver qué hacen". Y un guarda jurado corrió a llamar por radio a un compañero para que no se perdiera semejante escena.

Horrorizados

La opinión más generalizada era que se trataba de un rodaje más de los muchos que se pueden ver en las calles de Madrid. Más de un supersticioso ni siquiera se atrevió a mirar, sobrecogido y horrorizado por la visión de las cajas. El público asistente se dividía entre los que encontraban muy gracioso y ocurrente el espectáculo de La Fura del Baus y los que opinaban que aquello era una "vergüenza". Una mujer casi da en el clavo al decir: "Será un homenaje a Closas".

"No es que pensemos que la cultura está muerta, ya se espabilará ella. Queremos decir que, para que la cultura haga reaccionar a la gente, tiene que ocurrir una catástrofe", comentaba ayer Pera Tantiña, coordinador de guión.

Además de la protesta, la compañía catalana aprovechó la ocasión para darse publicidad del estreno de su próxima obra en Madrid, M.T.M.

El espectáculo que La Fura dels Baus presentará en el nuevo estadio de la Comunidad el día 30 de este mes se hace eco de su preocupación por la manipulación de la información. Pero a su estilo y con las formas que han utlizado a lo largo de sus 15 años de vida: espectacularidad, provocación y la invasión del espacio del espectador, que se ve obligado a participar.

En esta ocasión, La Fura ha incorporado un elemento nuevo, el vídeo y la imagen, porque "la televisión es uno de los medios más manipuladores", explican.

"No nos referimos a la manipulación por parte de los medios de comunicación, sino a la que realizan los que ostentan el poder", asegura Ollé. Y añade: "M.T.M. no sólo habla de la manipulación, sino que la practica. ¿Cómo? Una parte importante del espectáculo está realizada con medios audiovisuales en los que la gente ve cosas que en realidad no ocurren".

Mamás tiernas

M.T. M. consta de cinco pequeños cuentos. Todos terminan con una catástrofe que indica el final de un cielo. "Siempre hay un protagonista que obtiene el poder y lo manipula para sus intereses. Todo esto es cíclico, hablamos de toda la Historia", comenta Tantiñá. Respecto a las siglas que dan nombre al espectáculo, M. T.M., dicen: "Queríamos dejar un título abierto a todas las interpretaciones". Y citan como ejemplos: "Méteme, Menopausia temida masculina, Muchas tortillas muertas, Miserable teatro mundial o Mamás tiernas macizas ".