Lo que interesa
"Estos viejos ya no interesan a nadie", respondió un directivo de TVE al realizador Jorge Amat cuando éste propuso su filme documental en el que los protagonistas son los brigadistas internacionales de la guerra civil española (EL PAIS, 2 de septiembre de 1994). El directivo tiene razón: este documental no interesa a nadie, al igual que muchos otros documentales y productos culturales que requieren un cierto grado de esfuerzo intelectual.Lo que interesa a la mayoría es otra cosa: programas de concursos, de variedades, de cotilleos, programas frívolos vacíos de contenido y fáciles de digerir sin mucho esfuerzo. Y por ser la demanda de la mayoría, estos productos son los que emiten los medios masivos de comunicación, pues de lo contrario, estos medios no serían rentables.
Sin embargo, detrás de esta aparente libertad de elección y decisión del público, detrás de esta aparente actitud complaciente en la que se le da a la audiencia lo que pide, subyace una disimulada y sutil estrategia de la que se sirve el poder para mantener y desarrollar este sistema sin más dificultades de las que ya tiene. Se trata de familiarizar a la gente con un determinado tipo de productos que se ofrecen de forma mayoritaria.
De esta forma se educan los gustos, intereses e inquietudes de la audiencia, la cual demandará o recibirá con aceptación ese determinado tipo de productos a los que la han acostumbrado. Estas mercancías tienen la peculiaridad de ser inofensivas para el poder establecido. Tienen la cualidad de conservarlo todo tal y como está. No son productos que tienden a hacer reflexionar, pensar, razonar.
Equipos de gente competente se encargan de la culturización y educación de la sociedad, ofreciendo al público programaciones sospechosamente estúpidas. ¿Qué ocurriría si la audiencia, la sociedad en general, estuviera interesada en productos culturales inteligentes, que ayudaran y motivaran a pensar, analizar, razonar, cuestionar?-
