'Porno' duro
El primer club de la castidad creado en España se ha llenado de socios enseguida. La castidad, según me enseñaron los curas, es la virtud opuesta a la lujuria, de la que a su vez predicaban que era el apetito desordenado de los deleites carnales. Cuando me hice mayor, comprendí que no existe ninguna clase de apetito carnal que no sea un poco desordenado. Pedirle orden a los apetitos carnales es tanto como " obligar a los cónyuges a hacer sus cosas sin concupiscencia. El Papa actual, por cierto, recomendaba los intercambios carnales sin condupiscencia, lo que viene a ser lo mismo que hacer una tortilla de patata sin patata, es decir, una perversión tan sofisticada que desconcierta a temperamentos venéreos normales como el mío.Con lo del club de la castidad inaugurado en Granada sucede algo parecido: uno presiente que hay mucho vicio en ese impulso asociativo, aunque la verdad es. que se trata de un vicio tan sutil, tan raro, que uno no alcanza a comprender el placer que produce. Muchas cosas del marqués de Sade tampoco las comprendo: ya digo, soy una persona de gustos sencillos, de desórdenes normales, de ahí mi envidia por toda esta gente que es capaz de reunirse en clubes privados para disfrutar de placeres sexuales que se salen de lo habitual.
Me los imagino en sus reuniones dominicales, hablando todo el rato de cómo no hacerlo, y me excito muchísimo, porque es que es muy provocador: ¿ustedes se imaginan algún grupo de chicas y de chicos de no más de 25 años hablando dos horas seguidas de no hacerlo? Porno duro, ya digo, como lo de montártelo sin concupiscencia. A lo mejor el los logran sus objetivos, no digo que no, pero como difundan mucho sus actividades van a hundir a la población en un delirio venéreo sin precedentes. Y eso tampoco es.
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