El Banco Santander y La Caixa forjan una afianza para tratar de consolidar su liderazgo
El primer grupo bancario español, Banco Santander, y la primera caja de ahorros, La Caixa, acaban de destapar una alianza cuyos frentes son tanto financieros como industriales. Casi de una tacada, desvelada a cuentagotas, las dos entidades han anunciado tres operaciones: la venta del 0,7% de Telefónica de la caja al banco, primero; la venta del 1,5% de Banesto por parte del banco a la caja, después, y la OPA de la caja sobre la empresa de aparcamientos Saba en la que el Santander tiene el 58%, por último.
El acuerdo encierra una alianza estratégica, que, según han confirmado fuentes financieras, puede continuar con nuevos pactos comerciales en el área bancaria. La operación de compra de acciones de Banesto fue comunicada por La Caixa con antelación al departamento de Economía de la Generalitat sin que se recibiera ninguna muestra de adversidad por parte del Gobierno catalán. Es más, últimamente la sintonía entre la entidad financiera y la Generalitat ha mejorado y prueba de ello es su entrada en el proyecto Tibigardens, impulsado por el propio Jordi Pujol, que rescató del naufragio al que lo conducía Javier de la Rosa.Sin embargo, el sábado, el diario Avui, próximo al Gobierno de la Generalitat, publicó un editorial en el que criticaba la operación porque no se corresponde con la filosofía seguida hasta ahora por La Caixa y no representa una actividad fundamental para la economía catalana. El editorial, en su crítica a una inversión no catalana por parte de La Caixa, afirma que "una caja de ahorros no es una empresa privada que busca beneficios a corto plazo, vengan de donde vengan, sino una empresa con un compromiso muy profundo con la economía que la ha creado".
El Santander recuperó, mediante la compra del 0,7% de Telefónica, una posición perdida tras aliarse con BT (la antigua British Telecom) y enfrentarse a la empresa española por el control de la telecomunicaciones. Las otras dos operaciones le supondrán unos ingresos superiores a los 20.000 millones de pesetas, con lo que compensa los gastos de la primera. Más allá de estas cifras, sin embargo, en el sector se contempla con más atención cuál es el verdadero objetivo que se han marcado las dos entidades de cara al futuro.
El incremento en Cataluña de la actividad comercial y la de su filial Banesto, la recuperación a medio plazo de posiciones en el accionariado de grandes empresas y la mayor presencia institucional del banco en los foros civiles e institucionales barceloneses, constituyen, entre otras, algunas de las líneas de trabajo que acentúa el Santander. No se descarta que el banco cántabro entre a formar parte del capital de alguna de las sociedades de servicios más representativas catalanas, a pesar de que su vocación es la meramente bancaria, según fuentes del sector.
Para el grupo Santander-Banesto, estimular la agresividad comercial no significa necesariamente incrementar la red de oficinas en el territorio de la autonomía. Para reactivar la red catalana de Banesto, el Grupo Santander se verá obligado a compatibilizar la obtención de altos ratios de productividad por oficina con una política de ajuste en empleados e instalaciones. En el desarrollo de esta estrategia, el grupo cuenta con la amplia experiencia profesional de Alfredo Sáenz, el actual presidente de Banesto, que en su etapa de primer ejecutivo de Banca Catalana realizó un ajuste sigiloso de casi un tercio de la plantilla y quintuplicó los beneficios de la entidad, gracias en parte a la oferta hipotecarla desplegada en los años del boom.
El empuje catalán del grupo Santander-Banesto está circunscrito en cualquier caso a la consecución de una hegemonía de segundo orden, correspondiente a una cuota del 25% de esta plaza que está dominada en un 60% por las cajas y las marcas autóctonas. En medios financieros adquiere relieve el convencimineto de que Grupo Santander tiene ahora en Banca Catalana -controlada por el Banco Bilbao Vizcaya (BBV)- un competidor más natural que la propia red del BBV o la del Central Hispano.
Otros competidores
La trayectoria de la segunda marca catalana del BBV está siendo interpretada por estos mismos medios como una modulación de la entidad "en busca ahora de consolidar su posición ganada". Los mismos sectores abundan esta tesis apuntando que Emilio Ybarra, presidente del BBV, ha perseguido afianzar este criterio con el nombramiento de Pedro Fontana en la presidencia de Catalana. Este ejecutivo ya había sido consejero delegado de la extinguida Banca Mas Sardà, -ex filial del BBV- pero salió del grupo cuando el antiguo equipo del fallecido Pedro de Toledo -ex presidente del Vizcaya- desembarcó en Banca Catalana y puso un cerco a la dirección regional de la corporación vasca.
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