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Entrevista:

"No dejo que los problemas de los oyentes me afecten"

El pasajero sube al taxi. Es tarde, algo más de las dos de la madrugada, y el taxista casi no habla, atento a la voz que sale de la radio. Una mujer narra sus años de infidelidad matrimonial con todo lujo de detalles y pide consejo: ¿debe hablar con su marido? El viajero del taxi tiene curiosidad por saber qué tipo de consejo le dará la presentadora. Pregunta: "¿Quién presenta el programa?". "Gemma, Gemnía Nierga", contesta el taxista, que parece un habitual del espacio. Por fin Gemma habla, pero sólo para invitar a los oyentes a aconsejar a la mujer infiel y dar paso a otra llamada. A las tres, cuando acaba el programa, Gemma Nierga deja los auriculares y los problemas de los oyentes en el estudio de Radio Barcelona. Después de cuatro anos presentando el programa para Cataluña -tarea que compagina con la presentación de dos programas en TV-3- y de convertirse en una de las voces que se cuelan en más hogares catalanes, Gemma (Gerona, 1965) afronta mañana un nuevo reto: presentar en la SER y para toda España Hablar por hablar (de lunes a viernes, de 1.30 a 3.00).Pregunta. ¿Qué es Hablar por hablar?

Respuesta. Básicamente es un diálogo entre oyentes en el que se pretende que todo aquel que tiene problemas personales los pueda explicar en la radio e intentar que otros oyentes le ayuden. Llaman personas que tienen problemas sentimentales o familiares, gente mayor que se siente sola, gente que está enferma... Alguien que tiene el sida y quiere explicarlo. Eso hace que otros que han pasado por lo mismo puedan llamar para aconsejarles. Intentamos hacer un programa que lleve la vida a la radio. Y hablo de la vida en su sentido más amplio:, con sus problemas, sus alegrías; con gente que llora, que ríe.

P. Tantos problemas, ¿no condicionan demasiado el tono del programa?

R. No. El tono del programa es optimista. Y ese tono parte en gran medida de mí. Yo soy una persona bastante enérgica, siempre intento ir hacia adelante y me esfuerzo para que eso se note en el programa. También intento darle un toque de humor, incluso un punto frívolo para quitar hierro al drama de las personas que llaman. El tono de los oyentes suele ser pesimista y negativo pero nosotros podemos ser como esa palmada en la espalda de "venga, ánimo, no pasa nada". Pero sólo con el tono, porque no lo llegamos a decir; a mí no me gusta dar consejos y no opino nunca. Además, me horrorizaría adoptar ese tono cursi que tienen algunos programas de madrugada.

P. ¿Cuál es el problema que más ha oído en estos cuatro años?

R. Supongo que lo que más me han dicho es que la gente no es feliz. Es una constante. A esas horas parece que le gente de repente se da cuenta de la vida que lleva, de que está sola. Intentan explicarlo, pero como después llaman otras personas para animar se da el tono de felicidad.

P. ¿Y alguna cosa insólita?

R. Lo más insólito que me ha pasado es que me llame una persona, confiese que pervierte a menores y aparezca un mosso d'esquadra en el estudio para localizarlo e intentar detenerlo. De pronto es como si todo se saliera de madre.

P. ¿Cuál es su reacción en estos casos?

R. En aquella ocasión me pareció muy bien que intentaran detenerlo, porque evidentemente lo que estaba explicando era un delito. Pero en general intentamos que nada trascienda más allá de lo que es la hora y media de programa. Mi actitud desde el primer día ha sido de total distanciamiento respecto a lo que se está explicando. He concentrado mucho esfuerzo en conseguirlo.

P. ¿Es capaz de no llevarse las historias a casa?

R. Sí, totalmente. No sé si acabaré descubriendo que soy muy fría, muy dura o que no tengo corazón. Cuando acaba el programa, se ha acabado del todo. Si no, la gente termina pensando que más que un trabajo es una especie de personalidad tuya, un papel que asumes las 24 horas del día. Supongo que, como mecanismo de defensa, aún exagero más esa actitud de que el programa es de 1.30 a 3.00 y durante ese rato me pueden llamar y contarme ese problema. Fuera de aquí yo soy una periodista que trabaja en otros medios y que tiene otros intereses. Intento distanciarme. No sé si es correcto o si tendría que hacerlo de otra manera.

P. Dicen que tiene mucho carisma...

R. ¿Carisma? Bueno, creo que en realidad el oyente se ha identificado con el programa, pero no sólo conmigo, sino con todo el equipo, Ahí es donde he concentrado mis esfuerzos: en, que él oyente se identifique con Hablar por hablar, tanto si es un chico joven como si es una mujer mayor, alguien que está solo o acompañado.

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