El anunciado rechazo al plan de paz en el referéndum de serbios de Bosnia hace temer un retorno a la violencia
Los resultados del referéndum entre los serbios, de Bosnia sobre el plan de paz y partición de la república (49% del territorio para los serbios y 51 % para croatas y musulmanes) no se conocerán hasta dentro de unos días, pero las primeras estimaciones a pie de urna indican que un rechazo masivo de la propuesta de paz del Grupo de Contacto -integrado por EE UU, Rusia, Alemania, Reino Unido y Francia- hace temer una reanudación de las hostilidades en la antigua república yugoslava. La actividad diplomática para impedir el regreso de la violencia es intensa.Los serbios de Bosnia votaron ayer por segundo y último día en el referéndum. Los organizadores de la consulta afirman que en la parte de Bosnia controlada por los serbios vive un millón de personas, pero lo cierto es que no pasan de 750.000, la mitad de los cuales no tienen derecho a voto. La participación en la consulta rondó el 90% de la población con derecho a voto, según la misma fuente.
Todo indica que secundarán el rechazo al plan de paz expresado por su líder, Radován Karadzic. La negativa de los serbios de Bosnia a aceptar el plan de paz es firme a pesar del embargo decretado por Serbia, su principal aliado durante los 28 meses de guerra en Bosnia-Herzegovina.
Ayer, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Andrei Kózirev, llegó a Belgrado para convencer al presidente serbio, Slobodan Milosevic, de que continúe apoyando la presión internacional a los serbios de Bosnia para que acepten el plan de paz. Kózirev prometió a Milosevic que si Serbia permite la presencia de observadores internacionales que vigilen el embargo en sus fronteras con Bosnia, las sanciones internacionales que ahora pesan sobre Belgrado serán suavizadas.
Si Milosevic acepta, se autorizará la reanudación del tráfico aéreo internacional hacia Belgrado y el restablecimiento de contactos culturales y deportivos con Serbia y Montenegro. Si rechaza, el embargo a Serbia se recrudecerá.
Simultáneamente, en Sarajevo, una delegación militar estadounidense trató con los mandos del Ejército bosnio musulmán de los posibles envíos de material en caso de que EE UU levante el embargo de armas a Bosnia. El presidente norteamericano, Bill Clinton, advirtió que si no se llegaba a ninguna solución política negociada para el 15 de octubre, pediría al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el levantamiento del embargo de armas a los musulmanes bosnios, que sí aceptaron el plan de paz.
Los países europeos con fuerzas militares bajo el mando de las Naciones Unidas en la antigua Yugoslavia anunciaron que, en caso de que las soluciones negociadas fallen y el embargo de armas se levante, retirarán sus fuerzas de la zona, ya que éstas se encontrarían en medio de los dos bandos contendientes. La retirada de las fuerzas de las Naciones Unidas pondría en serio peligro a las poblaciones musulmanas de las zonas de Bosnia actualmente protegidas por los cascos azules.
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