La indignación perdida
Pegar la hebra, lo que se dice pegar la hebra, como en Bilbao en ningún sitio. De bacalao, del Athletic, de lo cara que está la vida, de la Comunidad Económica Europea, del Guggenheim, de por qué se caen los toros, del vecino del quinto, de yo qué sé... Aquí se habla tan alto y tan fuerte que una conversación bilbaína es como una discusión en Suiza. Así que de toros y en fiestas: Bilbao, bastante hemos "hablao".Esté año "el molés" se ha "trasladao" al Carlton. El cocherito sigue allí a hora más temprana. Juan Posada y Pepe Dominguín atemperan opiniones en el Ercilla. Aquí no hay actos sociales. Ésta es una ciudad con dos pitones tomada por la Fiesta en cada esquina las 24 horas del día.
¿Que la corrida del clavel fue un auténtico chasco? Nos importa un ardite o nos la tiene al pairo, tanto da. Mañana volveremos con esos ojos abiertos y aprendices como sólo un bilbaíno puede tener, a mirar en los zapatos de Vista Alegre como en un 6 de enero, por si los Magos nos hubieran traído un natural.
¿Dice usted un natural? Que si quieres arroz Catalina. Ya no se dan naturales por estos pagos. Aquí donde la Fiesta era baluarte y espejo, la afición está en la UVI, de pronóstico reservado, con una cornada en la mitad de su esencia; una cornada que interesa: la piel, la aponeurosis y el tejido celular.
La presidencia no es blanda, es magnánima. Los toros no se caen, resbalan. Los pitones no están afeitados, son romos. La relación precio-calidad no es un fraude, es la justa. La crítica no es gilipollas, es iconoclasta.
Uno ya no sabe si bosteza en su palco de prensa, porque ha perdido la afición o porque no se hace un quite, no hay una vara, no se asoman al balcón, no se desabrochan el chaleco o no se vuelcan en la estocada. No habrá plaza en todo eso que vergonzosamente se llama el Estado, en la que se hayan perdido más valores en más poco tiempo.
Todavía veremos una corrida con algún sentido, una faena que nos deslumbre, algún toro que nos encandile, una sombra fugaz que nos enamore. Todavía habrá una tarde preñada de esperanza. Pero esto no lo arregla ni Dios en siete días. Ésta es una batalla perdida en la que todos somos culpables. Unos, además, con el añadido de llevarse lo crudo y negro. Como el petróleo o el dinero. Y la gente sin la capacidad de indignación para enfadarse. Como corderos en víspera de Pascua. Perdiendo algo en lo que además del tiempo de ocio hemos olvidado la andadura.
Excusas -¿por qué excusas?- por el largo desahogo. Ya les advertí al principio que en Bilbao y de toros se habla alto y fuerte en cualquier esquina.
La corrida de hoy
Plaza de Vista Alegre. 6ª corrida de feria.
Toros de Torrealta, propiedad de Paloma Eulate, de la finca El Toñane o, en Medina Sidonia (Cádiz). Divisa grana, negra y amarilla. Antigüedad, 10 de marzo de 1986.
Matadores: Manzanares, César Rincón y Jesulín de Ubrique.
A las 18.00.
Babelia
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