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Castigados sin playa

Decenas de academias abren sus aulas en verano a los estudiantes suspendidos

Paz Álvarez

Pasean sobre el asfalto sus carpetas de apuntes y sus caras de aburrimiento. Son los alumnos que arrastran alguna asignatura pendiente y que veranean castigados en la capital. El agobio de los suspensos ha pasado a un segundo término. En pleno mes de agosto, lo que asfixia es el calor de los 40 grados y madrugar cada mañana para acudir a la academia. Decenas de academias privadas abren sus puertas durante el mes de agosto para "intentar salvar a los alumnos de la quema de septiembre", asegura un profesor de un centro próximo a la plaza de Alonso Martínez, que prefiere no desvelar su identidad.La mayoría de los centros que permanecen abiertos durante agosto tienen las aulas a rebosar de alumnos, a los que cobran una media de 5.000 pesetas por asignatura. Algunas cobran por lotes de asignaturas o por un curso completo de dos meses. Así, por ejemplo, el curso intensivo de los meses de verano en la academia Criser (Alcalá Galiano, 1) sale por 26.000 pesetas. En la calle Génova se encuentra la academia JEA, donde cobran el lote mensual, a partir de cuatro asignaturas, a 18.000.

Margarita del Barrio, estudiante de primer curso de óptica, veranea en la academia Mirasierra. Se levanta todos los días a las ocho de la mañana. Todo sea por aprobar las dos asignaturas pendientes -Física y Radionietría- Isidro Fernández, con tres asignaturas a cuestas -Física, Instrumental y Fisiología- de óptica, confiesa no estar neura después de 15 días de pegarse el madrugón para asistir a clase. "Los primeros días son los peores. Lo que más me cuesta es madrugar, porque además trabajo por las noches como vigilante de seguridad. Como encima de este palizón no apruebe...", se lamenta Isidro, de 23 años. . .

"Maravilloso". Así califica la estudiante Ana María Hidalgo en tono socarrón su primer verano en la capital. Esta alumna, de 20 años, se levanta sobre las 7.30 de la mañana. Hora y media más tarde estará sentada, hasta las 13.30 horas, en su pupitre de la academia JEA en la calle Génova. Las clases de recuperación de las cuatro asignaturas pendientes de COU (Literatura, Lengua, Matemáticas e Inglés) le salen al mes por 18.000 pesetas. "Bien invertidas están porque estoy aprendiendo bastante. Hombre, en algunas materias el repaso es muy general, pero en otras como el inglés estoy aprendiendo más que en todo el curso", asegura Ana María. A esta estudiante deI barrio de Ciudad Lineal el verano se le hace interminable: "Lo estoy pasando fatal. El calor es insoportable, entre madrugar y estudiar se me va el día. No hay quien lo resista. Echo tanto de menos la playa".

Con el oleaje del mar, a 352 kilómetros el más próximo, sueña también Rosa, una alumna de 17 años. Pero en Madrid la retienen dos asignaturas de COU: Matemáticas y Filosofía. "Es deprimente; pasar el verano en Madrid s lo peor que te puede pasar. Me dan tanta envidia mis amigas que están en la playa", suspira esta estudiante, que consuela sus penas con Cristina Amigo, una compañera de la academia. "Además de intentar aprobar, las amistades que haces es lo único que sacas en claro de todo esto. Todo el mundo divirtiéndose y nosotros estudiando..., explica Cristina, de 17 años, con dos asignaturas pendientes de COU (Matemáticas y Literatura). Después de pasar la semana "recluidas en casa y en Madrid", estas alumnas se desmelenan los fines de semana con os amigos.

Pasada la una de la tarde, un grupo de alumnos cargados de liros y de cates refrescan la memoria en los chiringos de la plaza de Alonso Martínez. "Esto no es vida", se apresuran a decir dos alumnos con asignaturas pendientes de Informática, cuyos verdaderos nombres prefieren no desvelar. "Luego, ya sabes, se enteran nuestros padres que estamos tomando cañas y pensarán que nos escaqueamos de las clases. Y no estamos para broncas en casa", se justifican.

Con cara de resignación se despiden hasta el día siguiente. Volverán a encontrarse en la academia, a la que llaman disco Crisar.

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Sobre la firma

Paz Álvarez
Periodista especializada en gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, tiene un programa de desarrollo directivo por el IESE. En 1993 comenzó a escribir en la sección de Madrid y, en 1997, se incorporó al diario CincoDías, donde creó la sección de Directivos y ha sido jefa de la sección de Fortuna hasta 2022.

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