"Caer bien en Madrid es básico en mi proyecto"
Es lista. Rápida. Ambiciosa. Habla a la velocidad del rayo, pero no se atropella. Le han aconsejado ir más despacio con las palabras, pero se nota que va en contra de su propia estructura molecular. A sus 35 años, ha pasado por el periodismo y el mundo de la reflexión ideológica como un meteorito. Hasta que ha aterrizado en la política de primera línea, como diputada en Madrid por Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).Y ahí, en apenas un año, ha conseguido abrirse un hueco propio, indiscutible.La han llamado fenicia. Pero Pilar Rahola sorprende reclamando para si una ascendencia mucho más exótica: la vikinga. Pues hay que saber que, según los estudios genealógicos de un pariente suyo ya fallecido, los Rahola de Cadaqués (Gerona), de cuya existencia da fe un primer documento de 1385, proceden de un náufrago vikingo que sentó sus reales en esa población mucho antes de que lo hiciera la gauche divine. Y el náufrago adoptó para sí el nombre de su localidad de nacimiento en Finlandia: Rahola. "Allí ese apellido es prácticamente como aquí el de Gómez;", informa la política.
Carnaza de puente aéreo y del Hotel Palace, la diputada siente en verano el reclamo de los orígenes y se instala junto al mar con su marido y sus dos hijos: Sira, de 14 años, y Noé, de dos y medio.
Pregunta. Su impetuoso ingreso en la política madrileña debió de alterar considerablemente su ritmo familiar.
Respuesta. Sí. Sira estaba totalmente en contra de que aceptara la propuesta de Àngel Colom de encabezar la lista de ERC al Congreso de Diputados. Es algo tímida, y la idea de ver a su madre en carteles por la calle no le hacía ninguna gracia. Noé es un niño adoptado. La adopción nos fue concedida justo cuando empezaba mi primer debate de Presupuestos, en octubre pasado. La verdad es que he vivido la integración del niño por teléfono y él me ha visto más por televisión que en directo.
P. ¿Y eso la ha angustiado?
R. Ha habido momentos en que sí, pero mi situación familiar afortunadamente es muy estable. Una mujer que trabaja a un ritmo fuerte, como es mí caso y el de tantas otras mujeres, tiende a sustituir la cantidad de horas que está con sus hijos por la calidad de esas horas.
P. Usted accede a la política desde el periodismo y el debate político [presidió un foro de debate nacionalista: la Fundació Acta]. ¿Se siente satisfecha con su último cambio biográfico?
R. Mucho, y por una razón fundamental. Porque en el periodismo o en el mundo de la opinión política, si consigues ser una primera fila, tienes influencia sobre la realidad, pero en política la cambias.
P. Usted dijo que lo primero que pensaba hacer en Madrid era pedagogía. Tras un año en tales menesteres, ¿considera que ha tenido buenos alumnos?
R. Creo que he conseguido una cosa fundamental para la salud democrática del Estado, el discurso independentista o, mejor, de soberanía nacional -el concepto de independencia me parece superado en un mundo tan interrelacionado-, debía existir en Madrid de manera desdramatizada.
P. ¿Y de qué medios se ha valido para introducir ese discurso?
R. Básicamente de la seducción. Seducción en el sentido de no plantear un discurso intolerante ni instransigente. Y desde la tolerancia conseguir que los demás sean tolerantes conmigo. Ahora puedo decir que existo con tranquilidad en Madrid.
P. La seducción debe ser importante para un político, pero también la suerte y usted la ha tenido. Estuvo en la comisión estrella del parlamentarismo español: la que investigó a Roldán.
R. Ha sido una experiencia biográfica impresionante. El fenómeno Roldán ha tenido todos los rasgos de una comedia italiana. Abarca desde calzoncillos hasta secretos de Estado, pasando por tráfico de armas y señoras con abrigos de pieles. Llegar a Madrid para incorporarse al debate político y encontrarse con eso es como una película. Pero creo que la comisión ha sido muy importante porque ha demostrado que sirve para algo.
P. ¿Usted cree? No parece que sea esa la opinión del ciudadano corriente.
R. Pienso que después del 23-F, el caso Roldán es el acontecimiento político más importante que hemos tenido, el que más estructuras ha hecho temblar. Destapamos muchas cosas, porque al principio pudimos pedir muchas comparecencias, aunque luego este proceso se paré cuando Convergència y el PSOE pactaron. Es decir, cuando. llegábamos a Serra. En ese momento el PSOE se asusta y se acaba la felicidad de la comisión.
P. De todas las comparecencias, ¿qué recuerdo le ha quedado?
R. Uno muy particular: la mirada de Roldán fija en los dos diputados socialistas de la comisión al terminar su declaración. "Tengo mucha basura en casa", les dijo. No lo olvidaré nunca.
P. ¿Con quién se ha entendido mejor en el Congreso?
R. [Duda por primera vez y ríe azorada]. Sé que esto quedará mal que lo diga, pero básicamente con los catalanes que están en Madrid. En una ciudad que es muy dura, la complicidad es importante. Pero yo no voy al Congreso a redimir a nadie. Mi planteamiento es democrático. Cuando sean mayoría los que voten lo que yo defiendo, entonces intentaremos realizar el cambio histórico. Y si no somos mayoría, Asumiremos la realidad. Así de simple. Estos planteamientos me han proporcionado muchos buenos amigos. Los tengo en Izquierda Unida, en el PP, en el PSOE, en el PNV... Me cuesta con algunos de Convergència, quizá porque constituyo su problema más próximo...
P. O porque no le perdonan que usted haya salido la hija respondona del pujolismo. La Fundació Acta era vista. desde CDC como la cuna de una joven generación que debía dar contenidos ideológicos al movimiento sociovergente.
R. Ha llegado un momento en que pienso que la imagen externa que tiene alguien de ti es la real, y que desmentirla sería un error, especialmente en política. Pero lo cierto es que cuando yo estoy en el debate intelectual me creo sinceramente aquello de que las ideas no tienen adscripción de partido. Lo que pretendíamos era plantear un discurso explícitamente nacionalista que hiciera de puente entre diferentes sectores. Pero la realidad de los partidos es tan contundente que te arrastra y no te impide realizar esta función de puente.
P. ¿Sus padres la votan?
R. Ahora creo que sí, pero la verdad es que me ha costado mucho convencer a mi madre. Son muchos los que sienten simpatía por el discurso de Esquerra, pero votan a Pujol sin saber muy bien por qué. Es un fenómeno sociológico y mediático brutal. Pujol sabe siempre lo que tiene que decir en el momento en que lo tiene que decir. Un día te explica las raíces carolingias de Cataluña y te parece una idea extraordinaria, y al día siguiente te habla como si fuera una payés de Riudoms. No obstante, yo creo que el pujolismo empieza a ser un fenómeno viejo que no sabrá asumir un pospujolismo, porque no deja espacio a otros líderes.
P. Habla de Pujol como fenómeno mediático, pero usted no le anda a la zaga con su constante presencia en los medios.
R. Creo que estoy obligada a construir mi propia imagen. Me daría mucho miedo ser vista como mera repetidora de las consignas de un determinado programa o partido.
P. ¿Y no le da miedo que las tertulias, en las que usted es una asidua, lleven a una banalización peligrosa de la vida política?
R. Las tertulias sirven para desdramatizar la vida política. Y eso no es malo. Luis del Olmo o Jesús Hermida son la España real y parte de la Cataluña real. Esquerra no ha existido nunca en estos ambientes y tiene que estar. Esto es fundamental para dar a entender que no somos extraterrestres y que podemos formar parte de la normalidad. Era mi primer objetivo en Madrid. Y caer bien en Madrid es mucho más importante para mi proyecto que caer mal. Yo tendré que negociar algún día con esta gente. Necesito que me conozcan.
P. Su anterior dedicación al periodismo la habrá ayudado en esto.
R. Muchísimo. Ser monaguillo antes que fraile es una gran ventaja.
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