El sistema político mexicano se jugo ayer su legitimidad en las urnas
Los mexicanos acudieron ayer de forma masiva a las urnas en una trascendente jornada electoral que resultó a todos los efectos tranquila y pacífica. Por primera vez se ponía en juego el sistema que ha perpetuado históricamente en el poder al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y también el proceso de modernización iniciado en los últimos seis años por el presidente Carlos Salinas de Gortari. En el agitado Estado de Chiapas, los indígenas decidieron acudir a votar para impedir, dijeron, el triunfo gubernamental.
Las llamadas elecciones del siglo, de las que saldrá el "nuevo presidente que gobernará el país hasta el año 2.000, se desarrollaron sin incidentes. A las tres de la madrugada de hoy (hora peninsular española, hora del cierre de esta edición), todavía era muy prematuro saber si esa limpieza electoral, a la que se comprometió el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari, fue efectivamente una realidad. No obstante, más de 90.000 observadores, entre ellos un millar de extranjeros que como visitantes darán también su opinión sobre el desarrollo de los comicios, vigilaron durante toda la jornada para que las trampas del pasado no se repitieran.Los indicios al cierre de las mesas de votaciones sobre el ganador de estos comicios eran inciertos. Las encuestas realizadas durante la campaña electoral le daban una victoria numérica al candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Ernesto Zedillo, pero esto no dejaba de ser una hipótesis, ya que en México no existe costumbre, en muchos casos por miedo, de revelar el voto a nadie.
Pasa a la página 3
México decidió su futuro con plena normalidad
Viene de la primera páginaDe ahí que los pronósticos sobre el ganador de los históricos comicios de ayer se mantuvieran hasta el último momento en la incertidumbre.
Los incidentes fueron mínimos. La mayoría estuvieron relacionados con la falta de papeletas en determinadas casillas, que es como en México llaman a los colegios electorales. Esto provocó protestas y manifestaciones en varias ciudades de la República, pero en ningún momento fue presentado por la oposición como una trampa para la adulteración del voto.
Además de un nuevo presidente, los mexicanos elegían ayer el Senado, con 96 escaños, la Cámara de Diputados al completo (500) y la Asamblea de Representantes del Distrito Federal. En Chiapas, el Estado más convulsionado de la República, se elegía también al nuevo gobernador. En total estaban convocados a las urnas 45.729.570 ciudadanos, practicamente la mitad de la población.
El primer resultado preliminar estaba previsto que se anunciara avanzada la noche (altas horas de la madrugada en España). Las primeras proyecciones se harían sobre el 15% de los votos escrutados, porcentaje que podría inducir a engaños si se tiene en cuenta que los primeros votos contabilizados proceden del núcleo urbano, habitualmente muy distinto del medio rural.
Un total de 771.320 funcionarios se encargaron del desarrollo electoral y del control de las 327.000 urnas que se repartieron en el país, todas ellas transparentes y selladas.
Las casillas electorales abrieron a la ocho de la mañana y cerraron a las seis de la tarde. La gente acudió a votar muy temprano, y en algunas mesas de la Ciudad de México y del interior de la República se registraron muy temprano colas.
Eso es lo que ocurrió con el candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Cuauhtémoc Cárdenas, que tuvo que esperar a que le llegara su turno para votar. También tuvo que esperar Zedillo unos 50 minutos.
Cárdenas es el único de los nueve candidatos presidenciales que desconfía de las reformas políticas y técnicas que el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari ha realizado para hacer más fiables estas elecciones. Tanto Zedillo como Cárdenas y el candidato del Partido de Acción Nacional (PAN), Diego Fernández de Cevallos, votaron en horas de la mañana.
Llamamientos al voto
El presidente Carlos Salinas de Gortari y el secretario de Gobernación, Jorge Carpizo, lanzaron ayer mensajes a la población animándola a votar. Salinas dijo que las elecciones de ayer suponían "una gran oportunidad para seguir avanzando en la democracia", y Jorge Carpizo se comprometió a garantizar que la ciudadanía conozca con transparencia la verdadera voluntad popular.
Después de votar, Zedillo afirmó por su parte: "Estoy seguro de que esta jornada culminará de la manera como lo queremos todos los mexicanos: en paz, con orden y con absoluto respeto a la voluntad popular". La gente hizo ayer una vida normal de domingo. En la capital, una de las ciudades más poblada del mundo, el tráfico fue menor incluso que cualquier otro domingo del año. Mucha gente, después de emitir el voto por la mañana, prefirió quedarse en casa y seguir la jornada electoral a través de la televisión. Pero en el fondo, existía preocupación acerca de que pudiera haber incidentes en la calle, situación que en ningún momento se produjo hasta el cierre de los colegios electorales.
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