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Madrid Sur cumple un año sin estación de tren, ambulatorio ni polideportivo

Los fanáticos de Sara Montiel ya pueden poner, desde hace un año, en sus tarjetas de visita que viven en la calle de La Violetera aunque tengan que jugar al tenis en pistas sin red. Madrid Sur, en Vallecas, la urbanización más joven de Madrid carece de buzones de correos, cabinas de teléfonos y semáforos. Además las distintas administraciones deben a las 1.800 familias que ya viven allí un centro de salud (prometido por el Insalud), un polideportivo (Junta Municipal de Puente de Vallecas) y una estación de cercanías (Renfe). El gerente del consorcio Madrid Sur, Pedro Gómez, afirma que esta última obra se adjudicará este otoño.Cuando sus manzanas cerradas con jardín interior se llenen, vivirán allí unas 24.000 personas. La mayoría de ellas trasladarán los bártulos en los próximos meses. Algunos de los vecinos que ya se han mudado al barrio se quejan de que los camiones de recogida de basuras (responsabilidad del Ayuntamiento) no pasan todos los días. Los contenedores de papel y cartón han corrido a cargo de la comunidad de vecinos. Las comunicaciones con el resto de la ciudad dependen ahora de dos líneas de autobuses y la infraestructura comercial del barrio se reduce a dos bares en la plaza del Cine (una suerte de plaza mayor en el centro del barrio), una peluquería, una sucursal de Cajamadrid, una panadería y un par de tiendas para el hogar.

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El barrio más joven de la capital acoge a 1.800 familias sin semáforos, tiendas ni buzones

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El resto de las calles ofrece un aspecto de ciudad fantasma: ni un escaparate, algunas calles peatonales con el empedrado destrozado por los camiones de las obras, porque Madrid Sur tuvo antes aceras que calas. "Yo más bien diría ciudad deshabitada", matiza Pedro Gómez, gerente de Madrid Sur (consorcio urbanístico formado en 1988 por el Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad y el Ministerio de Obras Públicas). Cuarenta y tres de las parcelas residenciales son propiedad de cooperativas (todos pisos de protección oficial), la Empresa Municipal de la Vivienda tiene tres manzanas y el Instituto de la Vivienda (Ivima) otras tres, a las que hay que sumar unos 100 chalés adosados. Las viviendas de promoción pública son para realojos y familias con ingresos muy bajos.

Gómez justifica la escasa dotación de servicios del barrio por su juventud. "Hemos hecho una pequeña Cuenca en sólo cinco años", espeta. "Se ha demostrado que se puede hacer un barrio muy digno donde antes sólo había chabolas y ofrecer suelo barato para construir viviendas evitando la especulación".

Servicios poco a poco

"El Testo de los servicios irán llegando poco a poco; hay que calcular razonablemente lo que hace falta allí", prosigue. Y pone como ejemplo las dotaciones escolares. Todavía hay dos parcelas reservadas para ese uso, pero en realidad el barrio no las necesita de momento: hay tres colegios privados de religiosos, uno laico y tres' públicos (uno de ellos cerrado). El gerente sólo se atribuye la responsabilidad de levantar el quiosco de música y rematar unos vestuarios en las zonas deportivas.

Gómez advierte que las administraciones no han sido las únicas en retrasarse en la construcción de los equipamientos. Muchas de las cooperativas que compraron allí una de las 43 parcelas que el consorcio adjudicó en 1989 incluyeron en su proyecto guarderías o centros sociales para recibir más puntos en el concurso. "Pero la mayoría no han cumplido de momento", dice Gómez, quien considera que el principal problema del barrio reside ahora en el hecho de que los ocho bloques (unas 900 viviendas) que tiene allí PSV llevan más de dos años parados.

El centro comercial diseñado justo enfrente del solar destinado a la nueva Asamblea de Madrid se ha retrasado por discrepancias entre los tenderos del distrito y la cadena de distribución Eroski. Finalmente ambas partes han decidido que los gestores de Madrid Sur se encarguen también de sacar, adelante el proyecto.

Madrid Sur tiene también 13 parcelas donde anidan los matorrales y donde, según el presidente de la asociación de vecinos, Félix Palomo, corretean las ratas. Palomo explica que una de las propuestas que han planteado a la Oficina de Cooperación para Actuaciones Preferentes (OCAP), dependiente de la administración regional, es que se desraticen y limpien los solares vacíos para destinarlos a zonas de juego.

Palomo añade a la lista del "debe" un local para la asociación (cuenta ya con unos 180 socios) que prometió el Instituto de la Vivienda (Ivima). Y exige que el Estado invierta unos 600 millones de pesetas en comunicar el barrio con la M40, que discurre a menos de un kilómetro.

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