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Tribuna:OPERACIÓN 'FONDOS RESERVADOS' ROLDÁN, NI VIVO NI MUERTO / 16
Tribuna
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El mejor Roldán de todo Damasco

Para consolar al humillado Abú y sonsacarle, preguntóle Carvalho qué se podía beber en Damasco sin ofender al Profeta, y Abú le contestó que gracias al baasismo tanto Siria como Irak se habían salvado del integrismo chiíta.-Si ganan los fanáticos, españolo, se acabó el turismo, se acabó taxi, se acabó Abú.

Depresivo estaba y dejó de estarlo a la tercera copa de arak, aguardiente de vid perfumado con anís de Damasco, degustado en algo parecido a una taberna donde la arquitectura orientalizante parecía demasiado escenográfica. No se bebía otra cosa. No se olía a otra cosa. A la quinta copa, Abú le dijo que actuaban en Damasco hasta 18 Roldanes contratados por los bazares para atraer clientes españoles.

-¿De dónde han salido esos 18 Roldanes?

-Es un misterio. Todos se parecen. Hablan de lo mismo y con parecida voz y si les paga un extra enseñan los calzoncillos. ¿Es una vieja costumbre española?

Carvalho le informó con gravedad.

-España se divide en un 50% de hombres que se visten por los pies y en otro 50% que se bajan los pantalones.

Más asombrado que escandalizado quedóse Abú y ya en el extremo de la confidencia le reveló el secreto mejor guardado de Damasco.

-Se dice que el verdadero Roldán habita en secreto en uno de los palacios de Al Kassar, protegido por altos cargos del Gobierno.

-¿El propio Hafed al Hasad?

-No, el gran líder está por encima de las miserias y, tal vez por eso, a veces le rodean miserables. A cambio de que los ricos no le compliquen la vida, Al Hasad les deja ser cada vez más ricos e igual hace con los altos cargos del Baas.

-Llévame adonde esté el verdadero Roldán.

Se puso en pie Carvalho para forzar el seguimiento de Abú, pero el taxista no sólo permanecía sentado, sino que algo parecido a un pánico respetuoso o a un respetuoso pánico se había instalado en su rostro. Hasta ellos había llegado el mandamás del bazar desechado, seguido de dos muchachos que parecían recién salidos de un ballet flamenco español y dispuestos a batir palmas o dejar la cara de Carvalho y de Abú como un mapa. Imposible preocuparse por Abú, porque había desaparecido desafiando las leyes de la sustantividad de los cuerpos. El mandamás se presentó.

-Mi nombre es, Abdul Karim Moaz. Pasamos a otra fase de nuestras relaciones, caballero español y cristiano. Es usted mi invitado a un banquete en mi palacete de los jardines de Abú Jarak. Olvide al taxista... Son nómadas, como los camelleros.

Era un hombre cincuentón con el cabello rizado gris, patillas blancas, facciones convencionales de tuareg de buena familia y delicado de ademanes, aunque Carvalho hubiera jurado que se pasaba de colonia Farenheith, porque el local había dejado de oler a arak y se había conseguido una síntesis de aroma de purgante. Un Cadillac, formato limusina, aparcó al lado de la mesa y Carvalho penetró en el coche más grande que jamás había visto, con frigorífico, bar, televisión, teléfono y un aguamanil de plata y oro.

-Los franceses llaman a nuestra cocina sirio-libanesa porque se creen que la descubrieron ellos. Lo cierto es que hay una cocina común que va desde la costa turca hasta Siria, cubriendo Líbano, Israel, con las peculiaridades judías... pero en Beirut y en Damasco es donde se cocina mejor.

Las ruedas del Cadillac parecían de terciopelo y la suspensión de algodón hasta el punto de que cuando entraron en un jardín apenas percibió el crujir de la gravilla. Le esperaban palmerales, setos de arrayanes, naranjales bordes, rosales damasquinos, albaricoqueros, nogales, olivos, en combinación con un subtrópico de plataneras, marquesas e hibiscus gigantescos. Bajo un porche estucado, la mesa cubierta con los reclamos del buffet sensorial respaldado por el ritmo sonoro de aguas secretas, presentidas muy cerca, saltarinas, surtidoras, escalonadas, aguas heladas como las del legendario río Barada, padre de Siria, que a Carvalho le abrían el apetito. ¿Roldán? Mañana será otro día. Un aplazamiento fracasado, porque Roldán estaba ante ellos vestido como Peter O'Toole en Lawrence de Arabia y cantaba el menú con entonación y pulmones de campeón de concurso de jotas.

-Entrantes: kobbes al limón, mehshi de berenjenas, hojas de viña y coles, hommos tehine, fatayer, brocheta de shawarma, kibbeh y una especialidad jordana, el mulokhiya con pollo y cordero. Después... hay que empezar a comer de verdad...

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