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Tribuna:
Tribuna
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Los ruidos

Hace años este pueblo era índílico, por eso vino el turismo y lo descubrió, y dejó ser indílico, y a mí ya me empieza a mosquear, pues ahora es un veraneo de espaldas al pueblo, pues no escuchas las olas del mar, sino una escandalera por toas partes.Yo creía, verbigracia, que aquí nos íbamos a librar del susto del camión de la basura, pero claro, con tanto personal también tiene que pasar el camión recojón de la basura a la una de la noche, conque pilla a las parejas muchas veces en plena faena, y de la que, con suerte, el propio se ha concentrao pa entrar en situación, pues de repente. aparece el camión recojón de la basura, maúlla como un gato endemoniao y, por la misma, al hombre del susto se le encoge lo vironil. Y me perdonarán ustedes que sea tan deslenguá al respetive, pero me dijo Mari Carmen la de los Catastros, que sabe mucho, que el dichoso camión de la basura era mayormente la causa de tanto coitus terrutus que padecen las parejas en España, y ni en verano nos libramos de eso, ya es desgracia. Otra maldición es que te caiga cerca un chiringuito, una disco, una terraza o una tómbola, aquí no son felices si no dan la matraca, y con los decibielios a tope, que se llaman justamente decibelios porque es como el follón de Cibeles, pobrecita, que además de sorda del tráfico ahora me la quieren dejar manca. Bueno, pues también aguantamos de eso, y no hay derecho, toa la noche en vela, y es un abusamiento de espaldas al pueblo, y a la pobre Basilisa la ingresaron en la Residencia por un ataque de dale a tu cuerpo alegría Macarena, que no sonó más que doscientas mil veces a toa pastilla. ¡Y este era un lugar indílico!

Claro, que no toda la poblemática es de la autoridá, pues también la gente es mu lanzá con los ruidos del amor, y este año una pareja que lo hacía con las ventajas abiertas por la calor y que no se contenía nos dió el gran susto. Conque empezamos a oír suspiros y gritos de socorro socorro, y cuando tiramos la puerta con el ojeto de parar al asesino y les vimos abrazaos en cueros vivos nos dimos cuenta: no era socorro, sino me corro, a ver si me entienden.

Más silencio, por favor, que el veraneo es pa descansar.

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