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Tribuna
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Paella en el chiringuito

Tós los veraneantes sueñan con una paella en la playa, y quien no toma paella en el chiringuito pues parece que correlativamente no veranea y no es feliz. Y el chiringuito de Ismael hace unas cajas de alucine, pues se le llena de guiris, mayormente de esos que vienen en turoperator a pensión completa, que al quinto día están del zumo de pomelo y de la loncha de jamón yor hasta el copete. Mil quinientas por ración de paella y tan a gusto, que una cosa es ser de turoperator y otra la necesidad.Y como los padres de Jeremy son de turoperator y mayormente además si Dios no lo remedia, hasta podrían ser consuegros, pues tenemos que invitarles, dice mi Tati, y pa no ser menos, a una paella en Ismael. Lutero y Margaret son mismamente como Manolo y yo pero en inglés de la parte de Liverpool, y no nos entendemos. Ella también está mu gruesa, le he preguntao que si de los nervios, como yo, pero sólo les entendimos cuando se metían una cucharada de paella y decían gud, gud. Tres horas de gud, gud a la solanera es demasiao, y ésta es la poblemática que aprovecho pa denunciar, pues con el rollo de la paella al borde del mar te corres unos muermos y te meten unos clavos que tal parece un abusamiento de espaldas al pueblo. Qué pelmas y qué caros.

Venga de jarras de sangría, y yo sufriendo, porque encima el Ismael es de los que tienen jarras con pitorros derramones, o sea, esos pitorros que lo tiran tó al servir, que parece mentira que se sigan fabricando jarras y cafeteras con pitorros así, cuando ya los antiguos lo habían inventado bien, que lo ví en Quo Vadis cuando Robert Taylor se servía y no derramaba y no manchaba el mantel.

Y con la sangría, la calor, y la espera, cuando vino la paella yo ya estaba traspuesta, y Lutero y Margaret cantando "Y viva España", y el arroz pasao, y encima mi Rubén que me dice que el langostino gordo estaba en otra paella que dejaron a medio comer, que lo conoce porque se parece mucho a su profesor de historia, y además está manco de la misma pata.

Sé que si no hay paella en el chiringo no hay veraneo, pero no vean cómo echaba de menos el arroz que hago yo en la olla en sólo diez minutos, y una buena sombra pa sestear después. Pacencia, María, que ya llegará el invierno.

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