El milagro de Soria

Soria se ha convertido en territorio de campeones desde que Enrique Pascual regresó a la provincia con su título de profesor de educación física bajo el brazo. El primer año que impartió clases en el instituto ya vio condiciones en un chavalín que corría con vaqueros por el parque; era Abel Antón. Después, cuando había conseguido plaza en Almazán y le dejaron sin contrato a última hora, se fue a Ágreda y conoció a otro chiquito que jugaba al fútbol; se llamaba Fermín Cacho y le hizo atleta."No tengo ninguna virtud especial para detectar talentos" cuenta Pascual. "Tampoco creo que existan. Nacen, porque han de tener condiciones y clase innatas, lo que se llama madera de campeón, pero luego se hacen. Coges un chaval, te pones a trabajar con él y nunca sabrás hasta dónde puede llegar".

Los de Enrique Pascual, muy lejos. Cacho ya es campeón olímpico y europeo, y Abel Antón, campeón europeo. Tiene otro atleta de elite más, Tomás de Teresa, que debuta esta tarde en los 800 metros: "Va adquiriendo seguridad y le veo en la final".

El técnico da gran importancia a la psicología: "Es fundamental que la confianza que puedas tener se la transmitas al atleta. Lo fácil es entrenar ' porque casi todo lo que se haga vale mientras el chico asimile el trabajo. Lo que hay que tener muy claro son ideas y objetivos".

Enrique Pascual -37 años, nacido en Brías, Soria, casado, padre de dos hijos- comparte su trabajo de entrenador- está becado por el ADO- con el de profesor de educación física. Le cuesta sacar nuevos atletas "porque los chicos sólo quieren jugar al fútbol". A él nunca le dio por el balón. Lo que le gustaba era la gimnasia deportiva -"andaba siempre haciendo el pino"- y como tenía tanta elasticidad, hasta saltaba con pértiga en el colegio. En Madrid, donde estudió en el INEF, llegó a saltar 4,52 metros y a ser campeón de España universitario.

Regresó a Soria con 22 años y se matriculó en medicina. "Quería tener unos conocimientos elementales que completasen mi formación como entrenador" manifiesta. Él, en su primera época, tenía que hacer de todo. Ahora ya sus atletas tienen masajista en Soria y acuden periódicamente al Centro de Medicina Deportiva de Zaragoza para, realizarse pruebas biológicas. "Esto no es que sea un centro de alto rendimiento, pero poco a poco vamos consiguiendo medios. Hasta tenemos una pista. Lo que importa es que estamos en nuestro ambiente y esto proporciona tranquilidad, que es fundamental para el deporte".

La meticulosidad de Enrique Pascual para impregnar a sus atletas de un ambiente despreocupado se pone de manifiesto cuando revela que la preparación de Antón para la medalla que ganó en 10.000 metros comenzó hace dos años. "Al Mundial del año pasado había que ir, pero ése no era el objetivo, sino éste, los Europeos, donde había que hacer algo grande porque estaba a su alcance. Incluso puede haber una segunda medalla. Abel es estable, poco emocional y va a competir bien otra vez".

Con respecto a la preparación de Cacho, también respondió a. lo esperado: "La goma, de tanto estirar, se puede romper. El cuerpo se resiente. Hicimos un plan puntual, menos agresivo que en 1993, primero ganar los Europeos y después intentar una buena marca. Nos pusimos algo nerviosos porque los resultados no acompañaban, que también era lógico porque no se entrenaba para estar bien entonces, sino ahora. Fermín, tras perder el campeonato de España, se probaba a sí mismo todos los días y hubo que frenarle del corazón que echaba en los entrenamientos. Al final, todo salió bien. Pero tenemos derecho a fallar y fallaremos." Exactamente como le puede suceder a Morceli. Entonces a lo mejor Cacho puede alcanzar la triple corona".