Unos 300 artistas del Este europeo 'veranean' en Madrid
El poco paseo y mucho ahorro dominan las giras de los grupos de países ex comunistas
El principal inconveniente es la barrera del idioma. Afortunadamente, Sergio Cortés, director artístico de la ópera de Minsk (Bielorrusia), es de origen argentino, y se multiplica para actuar de traductor de las 120 personas que forman la artística comitiva. La ópera de Minsk se ha convertido en uno de los platos fuertes de los Veranos de la Villa. Han montado las óperas Madama Butterfly y Rigoletto, la cantata Carmina Burana, y los ballets El lago de los cisnes y Giselle. El Ayuntamiento eligió el patio central del Conde Duque para dedicarlo este año a la lírica y el ballet.Rolando Saad, el empresario que explota el patio central, también es argentino, y ha viajado unas treinta veces a la antigua Unión Soviética en busca de espectáculos que resulten rentables en España. "Después del derrumbe del comunismo, los artistas están bastante desprotegidos, y muchos tienen sueldos bajísimos. La única manera de subir su nivel de vida es salir de gira al extranjero, donde ganan entre 50 y 100 dólares al día", explica.
Es la primera vez que los músicos, bailarines y solistas de la Ópera de Minsk salen de Bielorrusia, pero no han tenido ocasión de recorrer Madrid. Sólo disponen de un día sin función a la semana. "Son tiempos difíciles para nosotros. Estas giras ni os dejan extenuados, pero permiten que familias enteras sobrevivan durante el resto del año, sin tener que abandonar la música", explica Cortés. En Minsk, el teatro principal vive del presupuesto estatal. Una entrada para Rigoletto cuesta allí lo mismo que un bocadillo comprado en la propia cafetería del teatro. "A cambio de arreglar modestamente nuestra situación, transmitimos un mensaje cultural de calidad", añade.
Cuando tienen algún respiro, lo que no ocurre con frecuencia porque suelen llegar a Madrid el mismo día del espectáculo, descansan. Luego acuden todos juntos en autocar hasta la puerta del Conde Duque. Ensayan, tocan, y vuelta al hotel, situado al lado de la estación de Chamartín. Así, todos los días. Casi de madrugada parten rumbo a un nuevo destino y otro escenario. Han actuado cinco veces en la capital. "En cuanto tienen un momento, salen en grupo a algún mercado para comprar bocadillos u otros alimentos. Si pueden, visitan museos, pero sobre todo descansan", comenta Cortés, que vive hace 40 años en Bielorrusia.
A principios de julio recaló en Madrid una orquesta de una treintena de músicos búlgaros, que acompañaban a una compañía italiana en el montaje de Tosca, también en el Conde Duque. Y el ballet de la defensa antiaérea del Ejército ruso se quedará hasta el 10 de septiembre, pues el Parque de Atracciones les ha contratado para cuatro funciones semanales. "Son 35 artistas y están todos alojados en una residencia de la Universidad Politécnica. No tienen ningún día libre, porque cuando no están en Madrid están en algún pueblo de Cuenca. No hacen muchas compras, porque ahora hay de todo en Moscú", señala Luis, traductor del grupo y miembro de la Fundación Pushkin, que pro mueve la gira de este ballet.
Rolando Saad también ha contratado a la orquesta, coros y ballet del Ejército ruso, otros 105 artistas que repostarán el 16 y 17 de agosto en Madrid. "La Fundación Pushkin sabe que no puede utilizar el nombre del Ejército ruso. Con su actitud desvirtúa a los grandes grupos de baile rusos. El ballet del Parque de Atracciones son unos saltimbanquis", reclama el empresario argentino. Sin embargo, en la Fundación Pushkin dicen que ellos también podrían decir que el otro ballet que viene a Madrid es falso. "Cada rama del Ejército tiene un ballet, y el nuestro proviene de la defensa antiaérea", explican. Saad asegura que solamente son un ballet folclórico.
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